El afligido dice:

Si tan sólo Dios me dejase vivir más tiempo, yo podría servirte en la Iglesia con todas mis fuerzas y capacidades.

El hermano en Cristo responde:

Debes dejar que la voluntad y la sabiduría de Dios decida cuánto tiempo de servicio en la Iglesia te es asignado. Un antiguo maestro cristiano dijo: "No tengo miedo de morir, porque tenemos un Señor realmente piadoso."

Si Dios te capacitó con ciertos dones para que le sirvieras en la Iglesia, Él sabe capacitar de la misma manera a otros. Si, como el apóstol, no sabes qué preferir, porque sientes el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor; pero, también quisieras permanecer en el cuerpo para servir a la Iglesia, entonces sabes que morir es tu ganancia, y seguir viviendo un beneficio para la Iglesia.

Nadie de nosotros vive solamente para sí, ni muere solamente para sí. Si vivimos, para el Señor vivimos; para seguir conquistando todavía más almas para Él. Si morimos, para el Señor morimos; para seguirle cuando nos llame desde nuestro puesto de lucha, hasta su gloriosa presencia. Sea que vivamos o que muramos, pertenecemos al piadoso y todopoderoso Señor, del que ni la vida ni la muerte nos pueden separar. (Ro. 14:7-8; 8:38-39). Haz obedecido fielmente al Señor cuando te llamó a servirlo en la Iglesia.

Obedécele y acepta con gozo su voluntad también cuando te llama a la Iglesia triunfante. Es loable que ames a la Iglesia y te preocupes por su crecimiento. Pero, debes confiar en Dios y dejarle a Él la dirección y preservación de, la cristiandad. No hay nada mejor ni más piadoso que rendirse entera y completamente a la voluntad de Dios, y encomendarse con toda confianza en oración a Él, que posee el poder exclusivo sobre la vida y la muerte. El Señor nos dará lo que le pidamos, o algo mejor. "Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El, y El hará. " (Sal.37:5).