El afligido dice:

Tal vez Cristo pagó solamente el pecado original, y nosotros tendremos que pagar en carne propia por todos los pensamientos, palabras y actos impuros que hayamos cometido, o sufrir para siempre en el infierno. Sé que Cristo llevó la culpa y la maldición que heredé de mis padres, pero me preocupan los numerosos pecados de los que me hice culpable yo mismo, a lo largo de toda mi vida, y por los que merezco ser condenado. La Biblia dice que Cristo es la contraparte de Adán. (Ro.5:8). Tal vez la obra redentora de Cristo solamente cubra el pecado de Adán. Un extraño puede responder por la deuda de otro y pagarla, pero por la deuda propia tiene que responder uno mismo…

El hermano en Cristo responde:

"La sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado. " (1 Jn. 1:7). No sólo del pecado que heredaste de Adán por medio de rus padres, sino también del que tú cometiste. "Dios puso a Cristo como propiciación (o pago satisfactorio) por medio de la fe en su sangre. " (Ro.3:25). Cada vez que la pesada carga de nuestros pecados nos oprime, podemos acercarnos a Dios confiadamente, como los hijos a su Padre, e implorar su perdón por los méritos de Cristo, y estar seguros de su gracia.

Podemos "acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. " (He.4:16). ¿Qué clase de reconciliación o redención sería esa, si Cristo hubiese pagado sólo por un tipo de culpas, y nosotros tendríamos que responder personalmente por todas las demás, o por las más graves y frecuentes? La redención llevada a cabo por Jesucristo no es una obra incompleta, ni precaria o imperfecta, como para que nosotros tengamos que completarla. "Cristo ofreció una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados. " (He. 10:12). "Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. " (He. 10:14). "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Y El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." (1 Jn.2:l-2). Cuando por la debilidad de nuestra carne caemos en pecado, podemos volvemos arrepentidos a Cristo y refugiarnos en Él. Cristo, valiéndose de sus propios méritos, intercede por nosotros. La mediación de Jesucristo por nosotros es eficaz, porque Él ofreció una expiación completamente suficiente por nuestros pecados. Dios ya no extiende sobre nosotros el poderoso brazo de su justicia, como lo habríamos merecido, porque Cristo pagó el rescate por nosotros y cubrió nuestros pecados con el manto de su piedad.

Debe quedar por siempre firmemente establecido que Cristo, por medio de su muerte, ofreció el único sacrificio realmente expiatorio por nosotros. Él extinguió, borró y quitó toda nuestra culpa. En Él y por medio de El tenemos el perdón de todos nuestros pecados. No sólo del pecado original, sino también de todos los demás pecados que podamos haber cometido. Grábatelo bien en la memoria: "Cristo se entregó a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad. " (Tit.2:14).

El que ha respondido por nuestros pecados es infinito. ¿Cómo, entonces, no habría de tener infinito valor su sufrimiento? ¿Qué pecado mortal es tan grave que la muerte del propio Hijo de Dios no pueda ser suficiente para pagarlo? ¿Qué maldad es tan inmunda y sangrienta, que no pueda ser lavada y borrada por la preciosa sangre de Cristo?