El afligido dice:

Suspiro a mi Salvador, pero siento que no soy capaz de creer, y eso me angustia. Quisiera tener la capacidad de recibir la gracia de Cristo, pero me siento incapaz de aceptarla con fe.

El hermano en Cristo responde:

Efectivamente, por ti mismo eres incapaz de creer. Pero, "en Cristo que te fortalece ", puedes lograrlo todo. (Fil.4:13). La voluntad de Dios es que creas. Él te da su Palabra y la emplea para despertar la fe en tu corazón, por el poder del Espíritu Santo. No te desligues de la Palabra. No busques otra cosa. Pronto verás los ricos frutos de la Palabra. Dios quiere llevarte a la fe. Es El quien la produce. No te opongas perversamente a su voluntad. Tú suspiras angustiado reconociendo que no puedes creer. Pues bien, del mismo modo tienes que suspirar también por el beneficio de Cristo, deseando su gracia. Ese deseo ya es un comienzo de la fe. Y el Espíritu Santo desea completar su buena obra, desarrollando la fe que Él ha despertado en ti.

No necesitas dudar de su bendita obra en ti. No puedes esperar sentir los efectos de la fe recién despertada en tu corazón antes de sentir gozo en el Evangelio. En la escuela del Espíritu Santo necesariamente se comienza por escuchar la palabra de Dios. Es ella la que nos conduce a la fe. Si dices que no puedes creer, oye y aprende la Palabra de Dios, para que puedas creer. Dios da su Espíritu Santo a quienes se lo piden. (Lc.l 1:13). Sin embargo, sin tener previamente el Espíritu Santo, ni siquiera podemos pedir que Él venga a nuestras vidas. Dios da la fe a quienes suspiran por Él; sin embargo, es imposible suspirar por Dios, a menos que se haya comenzado a creer.

La fe nace con lucha en el corazón, crece con lucha en el corazón, y se perfecciona con lucha en el corazón. Lo que no podemos hacer por nosotros mismos, lo podemos hacer con ayuda del que dijo: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y el que a mí viene, no le echo fuera.... ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de Él, viene a mí. " (Jn.6:37,44-45). Por medio de su palabra, Dios te está llevando a Cristo. ¡Oye y apréndela! Así es como se fortalecerá tu fe.