El afligido dice:
Espero ser reconocido como una oveja fiel en el rebaño del Buen Pastor. Pero, siento temor ante las amenazas de Satanás, que "como león rugiente anda alrededor, buscando a quien devorar. " (1ª P 5:8). Siento miedo de su poder, porque es un enemigo atrevido, fuerte, astuto, hábil, incansable, celoso y rápido para atacar; lleno de engaños y con mucha experiencia y estrategias. ¿Cómo podré resistir sus tentaciones y hacer frente a su poder? Unas veces ataca abierta y terriblemente. Otras veces, de manera encubierta e insidiosa. Pero, siempre me persigue y ataca, con horror y maldad.
El hermano en Cristo responde:
Cristo promete que nadie podrá arrebatar a sus ovejas de sus manos. (Jn. 10:28). Ni siquiera el lobo del infierno podrá hacerlo. No importa lo poderoso y astuto que pueda ser. El "príncipe de este mundo " no tiene poder sobre Cristo. (Jn. 14:30). Así, tampoco tiene poder sobre los que están unidos a Cristo por medio de la fe, en cuyos corazones mora Cristo por la fe. (Ef.3:17). Cristo lucha por ti y dentro de ti. Confía en Él.
El diablo no es ni puede ser más fuerte que el Hijo de Dios. Cristo fue tentado por el diablo, y triunfó sobre él. (Mt.4 1 ss.). La victoria del Señor es la victoria de sus servidores. Por medio de su muerte, Cristo destruyó "al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. " (He.2:14). "Despojando a los principados y potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. " (Col.2:14). En la cruz, el David celestial se impuso al Goliat infernal. La lucha y la victoria de Cristo es la salvación de toda la Iglesia.
Nosotros cantaremos el himno de victoria que está en Apocalipsis 12:10-11: "Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han venido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte." En esta victoria de Cristo puedes poner toda tu confianza y esperanza de gloria. El Señor te fortalece cuando te sientes débil, y te corona cuando conquistas la victoria. "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios." (Ef.6:10-17). Emprende la batalla con esta armadura. Saldrás victorioso, porque Cristo ya luchó y conquistó la victoria para ti. Él también luchará y conquistará la victoria dentro de ti, y te coronará de gloria.