El afligido dice:

Creo que Dios me está llamando demasiado pronto. Me está arrebatando en el mejor momento de mi vida. (Sal. 102:24). Me temo que esto es una señal de la ira de Dios, porque en la Biblia dice: "Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días. " (Sal.55:23).

El hermano en Cristo responde:

Para Dios, nada maduró demasiado temprano. Una larga vida es un don de Dios, pero una vida corta no siempre es señal de su ira. Muchas veces Dios dispone que sus fieles abandonen esta vida relativamente temprano para librarlos del peligro del pecado, y ponerlos a buen resguardo en el cielo. De esa manera Él los libra de la necesidad de soportar sufrimientos mayores que la misma muerte.

El profeta Isaías lo explica de la siguiente manera: "Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán ensus lechos todos los que andan delante de Dios. "(57:1-2).

Un poeta cristiano escribió: Se suele el árbol derribar, que en vano ocupa su lugar; Y queda solamente en pie, el que fructífero se ve. Mas Dios al que más fruto da, temprano, a veces, quita ya. El creyente en Cristo, tanto si muere en la vejez como en la juventud, siempre parte en el mejor momento. ¿Acaso puede ser algo malo y desconsolador ser librado ya tempranamente de las aflicciones que sufrimos en este valle de lágrimas? Cuanto antes el Señor de los ejércitos te traslade de tu puesto en esta vida, tanto antes también serás promovido al lugar de descanso, paz y celebración de la victoria.