Traducción de la versión en alemán
Artículo XXVI. Sobre la Distincion de Comidas
1] Antiguamente se enseñaba, predicaba y escribía que la distinción de alimentos y tradiciones similares, instituidas por los hombres, servían para merecer la gracia y satisfacer por el pecado.
2] Por esta razón, se inventaban diariamente nuevos ayunos, nuevas ceremonias, nuevas órdenes y cosas semejantes, y se promovían con intensidad y rigor, como si fueran servicios necesarios a Dios, por los cuales se merecía la gracia si se cumplían, y se cometía un gran pecado si no se cumplían.
3] De esto surgieron muchos errores dañinos en la iglesia.
4] Primero, la gracia de Cristo y la enseñanza sobre la fe se oscurecieron, las cuales el evangelio nos presenta con gran seriedad y nos insta fervientemente a valorar en alto grado el mérito de Cristo y a saber que la fe en Cristo está muy por encima de todas las obras.
5] Por eso San Pablo luchó vigorosamente contra la ley de Moisés y las tradiciones humanas, para que aprendiéramos que no somos justificados ante Dios por nuestras obras, sino solo por la fe en Cristo, que obtenemos la gracia por causa de Cristo.
6] Tal enseñanza casi se extinguió debido a la enseñanza de que se ganaba la gracia con leyes, ayunos, distinciones de alimentos, ropas, etc.
8] En segundo lugar, tales tradiciones también oscurecieron el mandamiento de Dios; pues estas tradiciones se colocaban muy por encima del mandamiento de Dios.
9] Se consideraba vida cristiana únicamente a quien observaba tales festividades, oraciones, ayunos y vestimentas; eso se llamaba vida espiritual y cristiana.
10] Al mismo tiempo, otras buenas obras necesarias se consideraban como actividades mundanas y no espirituales, a saber, las que cada uno debía hacer según su vocación, como que el padre de familia trabajara, alimentara a su esposa e hijos y los educara en el temor de Dios, que la madre diera a luz y cuidara de sus hijos, que un príncipe y las autoridades gobernaran la tierra y al pueblo, etc.
11] Tales obras, ordenadas por Dios, debían ser mundanas e imperfectas, pero las tradiciones debían tener el prestigioso nombre de obras santas y perfectas. Por lo tanto, no había límite ni fin para crear tales tradiciones.
12] En tercer lugar, tales tradiciones se convirtieron en una gran carga para las conciencias. Pues era imposible cumplir todas las tradiciones, y aun así la gente pensaba que tales cosas eran un servicio necesario a Dios. Gerson escribe que muchos cayeron en desesperación debido a esto, y algunos incluso se suicidaron porque no escucharon ningún consuelo sobre la gracia de Cristo.
14] Se ve en los teólogos y sumistas cómo se confunden las conciencias cuando intentan compilar y ayudar a las conciencias con las tradiciones, esforzándose tanto en ello que toda la enseñanza cristiana saludable sobre temas más necesarios, como la fe y el consuelo en grandes aflicciones, se ha dejado de lado.
16] Por esto, muchas personas piadosas se han quejado en el pasado de que tales tradiciones causan muchas disputas en la iglesia y que las personas piadosas, impedidas por ellas, no pueden llegar a un verdadero conocimiento de Cristo. Gerson y otros más se han quejado intensamente de esto.
17] Incluso Agustín se disgustó porque se cargaban las conciencias con tantas tradiciones, por lo que aconseja no considerarlas como cosas necesarias.
18] Por eso, los nuestros no enseñaron sobre estas cosas por desdén o desprecio hacia la autoridad espiritual,
19] sino que la gran necesidad exigía enseñar sobre los errores mencionados que surgieron del malentendido de las tradiciones.
20] Pues el evangelio obliga a enseñar la doctrina de la fe en las iglesias, la cual no puede ser comprendida si se cree que se puede ganar la gracia con obras elegidas por uno mismo.
21] Así se enseñó que no se puede ganar la gracia, reconciliarse con Dios ni satisfacer por el pecado mediante la observancia de las tradiciones humanas mencionadas. Y por lo tanto, no debe hacerse de ello un servicio necesario a Dios.
22] Para esto se presenta una razón basada en las Escrituras. Cristo excusa en Mateo 15:3, 9, a los apóstoles por no seguir las tradiciones comunes, y dice: "En vano me honran enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres".
23] Si él llama a esto un servicio vano, no puede ser necesario. Y más adelante: "Lo que entra en la boca no contamina al hombre".
24] Asimismo, Pablo dice en Romanos 14, 17: "El reino de Dios no es comida ni bebida".
25] Colosenses 2:6, "Nadie os juzgue en comida, bebida, o en cuanto a días de fiesta" etc.
27] En Hechos 15:10, dice Pedro: "¿Por qué tentáis a Dios imponiendo un yugo sobre el cuello de los discípulos, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Sino que creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos".
28] Aquí Pedro prohíbe cargar las conciencias con más ceremonias externas, ya sean de Moisés u otras.
29] Y en 1 Timoteo 4:1–3, tales prohibiciones, como prohibir alimentos, matrimonio, etc., son llamadas doctrinas de demonios. (*Pues así lo dice San Pablo: "Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad"). Pues esto es directamente contrario al evangelio, instituir o hacer tales obras con la intención de ganar el perdón de los pecados, o como si nadie pudiera ser cristiano sin tales servicios.
30] Pero si se acusa a los nuestros de prohibir la mortificación y la disciplina, como Joviniano, se encontrará muy diferente en sus escritos.
31] Pues siempre han enseñado sobre la santa cruz, que los cristianos están obligados a sufrir;
32] y esta es una verdadera, seria y no ficticia mortificación.
33] Además, se enseña que cada uno está obligado a mantener su cuerpo con ejercicios físicos, como el ayuno y otras prácticas, de manera que no dé ocasión al pecado, no para ganar gracia con tales obras.
34] Este ejercicio físico no debe practicarse solo en ciertos días específicos, sino constantemente.
35] De esto habla Cristo en Lucas 21, 34: "Guardaos de que vuestros corazones no se carguen con glotonería".
36] Asimismo, Mateo 17:21, "Este género no sale sino con oración y ayuno".
37] Y Pablo dice en 1 Corintios 9: 27, que mortifica su cuerpo y lo pone en servidumbre,
38] con lo cual muestra que la mortificación debe servir, no para ganar gracia, sino para mantener el cuerpo apto y que no impida lo que cada uno debe hacer según su vocación.
39] Así, no se rechaza el ayuno, sino que se condena hacer de ciertos días y alimentos un servicio necesario para confundir las conciencias.
40] También se observan muchas ceremonias y tradiciones, como el orden de la misa y otros cantos, festividades, etc., que sirven para mantener el orden en la iglesia.
41] Además, se instruye al pueblo que tal culto externo no justifica ante Dios, y que debe observarse sin cargar la conciencia, de modo que si se omite sin causar escándalo, no se peca al respecto.
42] Esta libertad en las ceremonias externas también la mantuvieron los padres antiguos.
43] Pues en Oriente se celebraba la Pascua en un tiempo diferente que en Roma. Y cuando algunos querían considerar esta desigualdad como una separación en la iglesia, fueron amonestados por otros de que no era necesario mantener uniformidad en tales costumbres.
44] Y así dice Ireneo: "La desigualdad en el ayuno no divide la unidad de la fe". Como también se escribe en la distinción 12 sobre tal desigualdad en las órdenes humanas, que no es contraria a la unidad de la cristiandad.
45] Y la Historia Tripartita, libro 9, reúne muchas costumbres desiguales en las iglesias y concluye con un útil dicho cristiano: "La intención del apóstol no fue instituir días festivos, sino enseñar fe y amor".
Traducción de la versión en latín
V. De La Distincion de Comidas.
1] Había una persuasión general no solo entre el vulgo, sino también entre los que enseñaban en las iglesias, de que las distinciones de alimentos y tradiciones humanas similares eran obras útiles para merecer la gracia y satisfacer por los pecados. Y así
2] pensaba el mundo, como se demuestra por el hecho de que se instituían diariamente nuevas ceremonias, nuevos órdenes, nuevas fiestas, nuevos ayunos, y los maestros en los templos exigían estas obras como culto necesario para merecer la gracia, y aterrorizaron fuertemente las conciencias si algo
3] se omitía. De esta persuasión sobre las tradiciones surgieron muchos inconvenientes en la iglesia.
4] Primero, la doctrina sobre la gracia y la justicia por la fe, que es la parte principal del evangelio, y que debe sobresalir y brillar en la iglesia, fue oscurecida, para que se conozca bien el mérito de Cristo y la fe, que cree que los pecados son perdonados por Cristo, se coloque mucho más alto que las obras. Por eso, Pablo se enfoca principalmente en este punto,
5] removiendo la ley y las tradiciones humanas, para mostrar que la justicia cristiana es algo diferente a tales obras, es decir, la fe, que cree que los pecados
6] son perdonados gratuitamente por Cristo. Pero esta doctrina de Pablo casi fue completamente suprimida por las tradiciones, que engendraron la opinión de que por las distinciones de alimentos y cultos similares
7] se debe merecer la gracia y la justicia. En la penitencia no se hacía mención de la fe, solo se proponían estas obras satisfactorias; en estas parecía consistir toda la penitencia.
8] En segundo lugar, estas tradiciones oscurecieron los mandamientos de Dios, porque las tradiciones se anteponían mucho a los mandamientos de Dios. Se consideraba que el cristianismo consistía enteramente en la observación de ciertas fiestas, ritos, ayunos y vestimentas. Estas
9] observaciones tenían el título más honorable de ser la vida espiritual y perfecta. Mientras tanto, los mandamientos de Dios según
10] la vocación no tenían ningún elogio, como que el padre de familia educara a sus hijos, que la madre diera a luz, que el príncipe gobernara el estado. Estas se consideraban obras mundanas e imperfectas y mucho peores que esas espléndidas observaciones. Y este error atormentaba mucho
11] a las conciencias piadosas, que se dolían de estar atrapadas en un estilo de vida imperfecto, en el matrimonio, en los magistrados u otras funciones civiles, admiraban a los monjes y similares, y falsamente pensaban que sus observaciones eran más gratas a Dios.
12] En tercer lugar, las tradiciones trajeron grandes peligros a las conciencias, porque era imposible observar todas las tradiciones, y sin embargo la gente pensaba que estas observaciones eran cultos necesarios. Gerson escribe que muchos cayeron
13] en la desesperación, algunos incluso se suicidaron, porque sentían que no podían satisfacer las tradiciones, y mientras tanto no escuchaban ningún consuelo sobre la justicia por la fe y la
14] gracia. Vemos a los sumistas y teólogos recopilar tradiciones y buscar equidades para aliviar las conciencias; sin embargo, no las resuelven adecuadamente, sino que a veces ponen más lazos a las conciencias.
15] Y en la recopilación de tradiciones, las escuelas y sermones estaban tan ocupados que no tenían tiempo para abordar las Escrituras y buscar una doctrina más útil sobre la fe, la cruz, la esperanza, la dignidad de las cosas civiles y el consuelo de las conciencias en arduas tentaciones.
16] Por eso Gerson y algunos otros teólogos se quejaron gravemente de que estas disputas sobre tradiciones les impedían ocuparse de un mejor tipo de doctrina. Y Agustín prohíbe cargar las conciencias
17] con tales observaciones, y sabiamente advierte a Januario que debe saber que se deben observar de manera indiferente; pues así habla (Agustín, Epist. 119 a Januario: “Porque lo que no se impone contra la fe ni contra las buenas costumbres, debe considerarse indiferente y debe observarse por la comunidad en la que se vive”).
18] Por tanto, nuestros no deben parecer haber abordado este tema temerariamente o por odio a los obispos,
19] como algunos falsamente sospechan. Había una gran necesidad de advertir a las iglesias sobre estos errores que nacieron de tradiciones mal entendidas.
20] Pues el evangelio obliga a promover la doctrina en las iglesias sobre la gracia y la justicia por la fe, que no puede entenderse si los hombres piensan que merecen la gracia mediante observaciones elegidas por ellos mismos.
21] Así enseñaron, que por la observancia de las tradiciones humanas no podemos merecer la gracia ni ser justificados. Por tanto, no se debe pensar que tales observaciones sean un culto necesario.
22] Añaden testimonios de la Escritura. Cristo en Mateo 15:3,9 excusa a los apóstoles, que no observaron la tradición usual, que sin embargo parecía ser de algo no ilícito, sino neutral, y tener relación con los lavamientos de la ley, y dice: En vano me honran enseñando doctrinas de hombres.
23] Por lo tanto, no exige un culto inútil. Y poco después añade: Todo lo que entra en la boca no contamina al hombre. También en Romanos 14:17,
24] El reino de Dios no es comida ni bebida.
25] Colosenses 2:16,20-21: Que nadie os juzgue en comida, bebida, sábados o días festivos. Y: Si
26] habéis muerto con Cristo a los principios del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a ordenanzas: No toques, no gustes, no manejes? En Hechos 15, 10 dice Pedro: ¿Por qué
27] tentáis a Dios, imponiendo un yugo sobre el cuello de los discípulos, que ni nosotros ni nuestros padres pudimos llevar? Sino que creemos que por la gracia del Señor Jesucristo seremos salvos. Aquí Pedro prohíbe cargar las conciencias con más ritos
29] ya sean de Moisés u otros. Y en 1 Timoteo 4, 1–3 llama a la prohibición de alimentos doctrina de demonios, porque va en contra del evangelio instituir o hacer tales obras para merecer la gracia, o como si el cristianismo no pudiera existir sin tal culto.
30] Aquí los adversarios objetan que los nuestros prohíben la disciplina y mortificación de la carne, como Joviniano. Pero se encontrará algo muy diferente
31] en los escritos de los nuestros. Siempre han enseñado sobre la cruz, que los cristianos deben soportar aflicciones. Esta es la
32] verdadera, seria y no simulada mortificación, ejercerse en diversas aflicciones y ser crucificados con Cristo.
33] Además, enseñan que todo cristiano debe ejercitarse y controlarse con disciplina corporal o ejercicios y labores corporales, para que la saciedad o la pereza no estimulen al pecado, no para merecer la gracia con tales ejercicios ni satisfacer por los pecados.
34] Y esta disciplina corporal debe ser instada siempre, no solo en unos pocos y determinados días, como Cristo ordena
35] en Lucas 21:34, Guardaos de que vuestros corazones
36] se carguen de glotonería. También en Mateo 17:21, Este género de demonios no sale sino
37] con oración y ayuno. Y Pablo dice en 1 Corintios 9:27, Castigo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre.
38] Donde muestra claramente que castiga su cuerpo no para merecer la remisión de los pecados por esa disciplina, sino para tener el cuerpo sometido y apto para las cosas espirituales y para hacer su oficio según
39] su vocación. Por tanto, no se condenan los ayunos en sí, sino las tradiciones que prescriben ciertos días, ciertos alimentos con peligro para la conciencia, como si tales obras fueran un culto necesario.
40] Sin embargo, se observan entre nosotros muchas tradiciones que contribuyen a que todo se haga en orden en la iglesia, como el orden de las lecturas
41] en la misa y las principales festividades. Pero al mismo tiempo se amonesta a la gente que tal culto no justifica ante Dios, y que no se debe considerar pecado en tales cosas si se omiten sin escándalo.
42] Esta libertad en los ritos humanos no era desconocida para los padres.
43] Pues en Oriente observaban la Pascua en un tiempo diferente que en Roma, y cuando los romanos acusaban de cisma a Oriente por esta diferencia, fueron amonestados por otros de que tales costumbres
44] no deben ser iguales en todas partes. Y dice Ireneo: La diversidad en el ayuno no rompe la unidad de la fe (Ἡ διαφωνία τη̃ς νηστείας τὴν ὁμόνοιαν τη̃ς πίστεως συνίστησι), como también en la distinción 12 Gregorio Papa señala que tal diferencia no daña la unidad de la iglesia.
45] Y en la Historia Tripartita, libro 9, se recopilan muchos ejemplos de ritos disímiles y se recitan estas palabras: La intención de los apóstoles no era instituir días festivos, sino predicar la buena conducta y la piedad.