Artículo XXII (X). De Ambas Especies en la Cena del Señor.

1] No hay duda de que es divino y correcto y conforme al mandato de Cristo y a las palabras de Pablo usar ambas especies en la Cena del Señor. Pues Cristo instituyó ambas especies, no solo para una parte de la Iglesia, sino para toda la Iglesia. Porque no solo los sacerdotes, sino toda la Iglesia usa el sacramento por mandato de Cristo, no por mandato humano; y esto deben confesarlo los adversarios.

2] Puesto que ahora Cristo instituyó todo el sacramento para toda la Iglesia, ¿por qué entonces le quitan a la Iglesia una de las especies? ¿Por qué cambian la ordenanza de Cristo, especialmente llamándola Él su testamento? Pues si no se debe quebrantar el testamento de un hombre, mucho menos se debe quebrantar el testamento de Cristo.

3] Y Pablo dice: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado.” (1 Corintios 11:23). Ahora bien, Él les dio ciertamente ambas especies, como indica claramente el texto, 1 Corintios 11:23 ss.: “Haced esto”, dice él, “en memoria de mí.” Ahí habla del cuerpo. Después repite las mismas palabras acerca de la sangre de Cristo y dice poco después: “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa” etc. (v. 28). Ahí nombra a ambas. Estas son las claras palabras del apóstol Pablo, y él hace un prefacio poco antes, [indicando] que aquellos que quieran usar el sacramento, deben usarlo juntamente en una Cena del Señor.

4] Por lo tanto, es cierto que [fue] instituido no solo para los sacerdotes, sino para toda la Iglesia. Y tal uso se mantiene también hoy día en la Iglesia griega; así también existió en las iglesias latinas o romanas, como testifican Cipriano y Jerónimo. Pues así dice Jerónimo sobre el profeta Sofonías: “Los sacerdotes que administran el sacramento y distribuyen la sangre de Cristo al pueblo” etc. Lo mismo testifica también el Sínodo Toletano.

5] Y sería muy fácil introducir aquí muchos dichos y testimonios; pero lo omitiremos por brevedad. Pues todo lector cristiano podrá considerar por sí mismo si es apropiado prohibir y cambiar la ordenanza e institución de Cristo.

6] Los adversarios no piensan en absoluto en su Confutación cómo consolar o excusar las conciencias de aquellos a quienes bajo el papado se les ha quitado una especie. Esto habría correspondido bien a doctores eruditos y temerosos de Dios, que hubieran indicado causas sólidas para consolar tales conciencias. Ahora insisten en que es cristiano y correcto prohibir ambas especies, y no quieren permitir que se usen ambas especies.

7] En primer lugar, inventan de su cabeza que en el principio de la Iglesia hubo una costumbre de que solo se diera una especie a los laicos, y sin embargo no pueden indicar ningún ejemplo cierto de esa costumbre. Citan algunos dichos del evangelista Lucas sobre el partimiento del pan, donde está escrito que los discípulos reconocieron al Señor al partir el pan (Lucas 24:30-31, 35).

8] Citan también más dichos sobre el partimiento del pan. Aunque ahora no nos oponemos duramente a que algunos quieran entenderse [referidos] al sacramento, sin embargo, de ello no se sigue que al principio solo se diera una especie. Pues es común nombrar una parte y referirse al todo. Citan también la laica communio (comunión laica), para usarla, lo cual no es verdad. Pues si los Cánones imponen a los sacerdotes usar la laica communio, quieren decir que, como castigo, no deben consagrar ellos mismos, sino recibir sin embargo ambas especies de otro. Y los adversarios lo saben bien ellos mismos, pero así dan una apariencia a los indoctos e inexpertos. Pues cuando estos oyen la palabra communio laica, piensan inmediatamente que fue una comunión como en nuestro tiempo, que se alimentaba a los laicos con una sola especie.

9] Pero veamos más adelante. ¡Qué cosas tan descaradas escriben los adversarios contra la institución y ordenanza de Cristo! Gabriel, entre otras causas por las que no se da ambas especies a los laicos, pone también esta: tuvo que haber una diferencia, dice él, entre sacerdotes y laicos. Y bien creo que esta es la causa mayor y principal por la que hoy día se aferran tanto a ello, para que el estado clerical parezca más santo frente al estado laico. Esto es ahora un pensamiento humano; hacia dónde va, bien se puede deducir.

10] Y en la Confutación citan a los hijos de Elí, 1 Samuel 2:36, donde el texto dice: “Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Ruégote que me agregues a alguno de los ministerios, para comer un bocado de pan.” Ahí, dicen ellos, está significada la una especie, y dicen ahora, así también nuestros laicos deben estar contentos con una porción sacerdotal, es decir, con una sola especie. Los maestros de la Confutación son verdaderos asnos descarados y burdos, juegan y hacen malabares con la Escritura como quieren, al interpretar así las historias de los hijos de Elí sobre el sacramento. Pues en ese lugar se describe el severo castigo sobre Elí y sus hijos. ¿Quieren decir entonces también que a los laicos se les niega una especie como castigo? Son completamente necios y locos. El sacramento fue instituido por Cristo para consolar las conciencias aterrorizadas, para fortalecer su fe, cuando creen que la carne de Cristo es dada por la vida del mundo, y que por este alimento somos unidos a Cristo, tenemos gracia y vida. Pero los adversarios concluyen así: que aquellos que reciben tal sacramento en una especie son castigados con ello, y dicen que los laicos deben y tienen que conformarse;

11] eso es ciertamente desafiar con bastante orgullo. ¿Cómo, señores, nos atrevemos también a preguntar la causa por la que deben conformarse? ¿O debe ser pura verdad lo que ustedes quieren y lo que ustedes dicen? Pero ved maravillas, cuán descarados y audaces son los adversarios: se atreven a poner su palabra como puros mandatos señoriales, dicen libremente, los laicos deben conformarse. Pero, ¿y si no deben? ¿Son estos ahora los fundamentos y causas por los cuales deben ser excusados ante el juicio de Dios aquellos que hasta ahora han apartado a la gente de ambas especies y han asesinado inocentemente a la gente por ello? ¿Deben consolarse con que de los hijos de Elí está escrito: “mendigarán”? Esa será una excusa podrida ante el tribunal de Dios.

14] Sin embargo, citan aún más causas por las que no deben darse ambas especies, a saber, por el peligro de que quizás se derrame una gotita del cáliz.

15] Sueños similares presentan más, por causa de los cuales la ordenanza de Cristo con razón no debe ser cambiada. Pero quiero suponer que fuera libre usar una o ambas especies. ¿Cómo probarían entonces que tienen poder para prohibir ambas especies? Aunque tampoco corresponde a los hombres ni a la Iglesia hacer la libertad ellos mismos, o que también quisieran hacer la ordenanza de Cristo res indifferentes, es decir, libres en ambos lados.

16] A las pobres conciencias, a quienes se les ha quitado una especie con violencia y han tenido que sufrir tal injusticia, no queremos juzgarlas aquí. Pero aquellos que han prohibido ambas especies, y no solo prohíben, sino que también enseñan así públicamente, predican, apresan a la gente por ello, la asesinan, etc., esos cargan sobre sí el terrible juicio e ira de Dios, y no sabemos en absoluto cómo excusarlos; que vean ellos cómo quieren rendir cuentas a Dios de su propósito.

17] Y tampoco es tan pronto decisión de la Iglesia lo que deciden los obispos y clérigos, especialmente si la Escritura y el profeta Ezequiel dicen: “Vendrán sacerdotes y obispos que no conocen ningún mandato ni ley de Dios.” (cf. Ezequiel 22:26).