Artículo XXIV (XII). De la Misa.

1] Primeramente, debemos decir de nuevo aquí al principio que nosotros no abolimos la Misa. Pues todos los domingos y días festivos se celebran Misas en nuestras iglesias, en las cuales se administra el sacramento a aquellos que lo desean, pero de tal manera que primero son examinados y absueltos. Así también se observan ceremonias cristianas con lecturas, cantos, oraciones y cosas similares, etc.

2] Los adversarios hacen una gran palabrería acerca de la Misa latina y hablan de ella de manera completamente torpe e infantil, diciendo que incluso un indocto que no entiende latín merece mucho con oír Misa en la fe de la Iglesia. Ahí inventan ellos mismos que la simple obra de oír Misa es un culto divino, el cual es útil incluso si no oigo o entiendo ni una palabra. No quiero aquí censurar esto tanto como merecería.

3] Dejaremos que las personas sensatas juzguen aquí. Mencionamos esto para indicar que entre nosotros también se conservan la Misa, las lecturas y las oraciones latinas. Pero puesto que las ceremonias deben observarse para que la gente aprenda la Escritura y la Palabra de Dios y por ello llegue al temor de Dios y obtenga consuelo y así ore correctamente, pues para eso se instituyeron las ceremonias: conservamos el latín por causa de aquellos que saben latín, y permitimos al mismo tiempo cantos cristianos alemanes, para que el pueblo común también aprenda algo y sea instruido para el temor y conocimiento de Dios.

4] Esta costumbre siempre ha sido considerada loable en la Iglesia. Pues aunque en algunos lugares se cantan más, en otros menos cantos alemanes, sin embargo, en todas las iglesias el pueblo siempre ha cantado algo en alemán; por eso no es tan nuevo.

5] ¿Pero dónde está escrita esta doctrina farisaica, de que oír Misa sin entendimiento, ex opere operato, es meritorio y salvífico? ¡Avergüéncense en sus corazones, sofistas, con tales sueños!

6] Pero que no celebremos Misas privadas, sino solo una Misa pública, cuando el pueblo comulga juntamente, eso no es contrario a la Iglesia cristiana universal. Pues en la Iglesia griega hasta el día de hoy no se celebran Misas privadas, sino solo una Misa, y eso en los domingos y días festivos elevados. Todo esto es una indicación de la antigua costumbre de la Iglesia. Pues los maestros que existieron antes del tiempo de San Gregorio no mencionan en ningún lugar las Misas privadas.

7] Cómo, sin embargo, tuvieron un comienzo las Misas individuales o privadas, lo dejaremos ahora pendiente. Es cierto que, cuando las órdenes mendicantes y los monjes proliferaron así, las Misas, a partir de las falsas doctrinas de estos, se fundaron e infiltraron cada día más y más por causa del dinero y la avaricia, de modo que los propios teólogos siempre se quejaron de ello. Y aunque San Francisco, con recta y buena intención, quiso prevenir la cosa y ordenó a los suyos que cada monasterio se contentara diariamente con una Misa común, ese estatuto útil fue cambiado después por hipocresía o por causa del dinero.

8] Así cambian el orden de los antiguos Padres cuando y donde les place, si les reporta beneficios, y después nos dicen que se debe observar santamente el orden de los antiguos Padres. Epifanio escribe que en Asia se celebraba la comunión tres veces por semana, y no se celebraba Misa diariamente, y dice que esa costumbre provino así de los apóstoles.

9] Aunque ahora los adversarios en este lugar han mezclado muchas palabras y dichos, con los que quieren probar que la Misa es un sacrificio, sin embargo, ese gran clamor se acalla pronto con esta única respuesta, y se les tapa pronto la boca si decimos: los dichos, los argumentos, fundamentos y todo lo que se ha presentado, no prueban que las Misas ex opere operato merezcan para el sacerdote u otros, para quienes son aplicadas, el perdón de los pecados, la remisión de la pena y la culpa. Esta única y clara respuesta derriba por completo todo lo que los adversarios presentan no solo en la Confutación, sino en todos sus libros y escritos que han escrito sobre la Misa.

10] Y esta es la cuestión principal en todo este asunto, de lo cual queremos advertir a todo lector cristiano, para que observe atentamente a los adversarios si también permanecen en la cuestión principal. Pues suelen hacer muchos rodeos vanos e incongruentes a partir del asunto principal. Porque si uno permanece firme e inquebrantablemente en la cuestión principal y no mezcla nada ajeno, es tanto más fácil juzgar en ambos lados.

11] Hemos indicado en nuestra Confesión que sostenemos que la Cena del Señor o la Misa no justifica a nadie ex opere operato, y que la Misa, celebrada por otros, no les merece el perdón de los pecados, la remisión de la pena y la culpa.

12] Y de este punto principal tenemos un fundamento muy fuerte y cierto, a saber, este: Es imposible que obtengamos el perdón de los pecados por nuestras obras, ex opere operato, es decir, por la obra realizada en sí misma, sine bono motu utentis (sin un buen movimiento del que la usa), aunque el corazón no tenga ningún buen pensamiento, sino que por la fe en Cristo debe ser vencido el terror del pecado, de la muerte, cuando nuestros corazones son levantados y consolados por el conocimiento de Cristo, como se dijo arriba, cuando sentimos que por causa de Cristo tenemos un Dios misericordioso, de modo que su mérito y justicia nos son dados, Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios” etc. Este es un fundamento tan fuerte y cierto, que todas las puertas del infierno nada podrán presentar en contra; de eso estamos seguros.

13] Y esto sería suficiente sobre todo el asunto. Pues ninguna persona razonable o sensata podrá alabar la hipocresía farisaica o pagana y el gran abuso del opere operato. Y sin embargo, ese mismo error se ha infiltrado en todo el mundo. De ahí se han fundado tantas innumerables Misas en todo el mundo, en todas las colegiatas, monasterios, iglesias, ermitas, en todos los rincones. Pues para eso se celebran Misas por dinero, para reconciliar la ira de Dios, para obtener por la obra el perdón de los pecados, la redención de la pena y la culpa, para redimir a los muertos del purgatorio, para obtener salud, riqueza, suerte y bienestar en los negocios, etc. Esta opinión hipócrita y farisaica la plantaron los monjes y sofistas en la Iglesia.

14] Aunque ahora el error del abuso de la Misa está suficientemente refutado por el hecho de que no obtenemos el perdón de los pecados por nuestra obra, sino por la fe en Cristo, sin embargo, puesto que los adversarios introducen de manera muy torpe muchos dichos de la Escritura para defender su error, queremos añadir algo más aquí. Los adversarios hablan mucho en su Confutación del sacrificio, aunque nosotros en nuestra Confesión hemos evitado a propósito la palabra sacrificium por causa de su entendimiento incierto, sino que hemos expresado con palabras claras su abuso supremo, que ellos entienden y practican bajo el nombre sacrificium. Para que ahora podamos refutar los dichos que han introducido incorrecta y falsamente, debemos decir primero qué significa la palabra sacrificium o sacrificio.

15] Han escrito durante diez años enteros muchos libros diciendo que la Misa es un sacrificio, y ninguno de ellos ha definido todavía qué es o no es el sacrificio. Buscan solamente el vocablo o palabra sacrificium donde lo encuentran en las concordancias de la Biblia, y lo extienden hasta aquí, concuerde o no. Así hacen también en los libros de los antiguos Padres; después inventan sus sueños además, como si sacrificum tuviera que significar lo que ellos quieren.

Qué es o no es el sacrificio, y cuántos tipos de sacrificio hay.

16] Y para que no se caiga ciegamente en el asunto, debemos primero indicar la diferencia entre qué es y qué no es sacrificio, y esto es útil y bueno de saber para todos los cristianos.

17] Los teólogos suelen distinguir correctamente sacrificium y sacramentum, sacrificio y sacramento. Ahora bien, dejemos que el género sea ceremonia u obra santa.

18] Sacramentum es una ceremonia o señal externa o una obra por medio de la cual Dios nos da aquello que ofrece la promesa divina adjunta a esa ceremonia. Como el Bautismo es una ceremonia y una obra, no que nosotros demos u ofrezcamos a Dios, sino en la cual Dios nos da y ofrece, en la cual Dios nos bautiza o el ministro en lugar de Dios. Ahí Dios nos ofrece y nos da el perdón de los pecados según su promesa: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” (Marcos 16:16). Por otro lado, sacrificium o sacrificio es una ceremonia o una obra que damos a Dios para honrarlo.

19] Pero hay principalmente dos tipos de sacrificio y no más, bajo los cuales se incluyen todos los demás sacrificios. Uno es un sacrificio de reconciliación (Versöhnopfer), por el cual se satisface por la pena y la culpa, se aplaca y reconcilia la ira de Dios y se obtiene el perdón de los pecados para otros. El otro es un sacrificio de acción de gracias (Dankopfer), por el cual no se obtiene el perdón de los pecados o la reconciliación, sino que es hecho por aquellos que ya están reconciliados, para dar gracias por el perdón de los pecados obtenido y otras gracias y dones.

20] De estos dos tipos de sacrificio hay que percatarse con diligencia en este asunto y en muchas otras disputas prestar mucha atención a no mezclarlos. Y esta división distintiva tiene una prueba bien fuerte de la Epístola a los Hebreos y en muchos lugares de la Escritura.

21] Y todos los sacrificios en la ley de Moisés, por variados que sean, pueden incluirse y comprenderse bajo estos dos tipos de sacrificio como bajo sus géneros. Pues algunos sacrificios en la ley de Moisés se llaman sacrificios expiatorios (Sühnopfer) o sacrificios por los pecados por causa de su significado, no porque por ellos se mereciera el perdón de los pecados ante Dios, sino porque eran reconciliaciones externas por causa del significado: pues aquellos por quienes se hacían, eran reconciliados por tales sacrificios para no ser expulsados del pueblo de Israel. Por eso se llamaban sacrificios expiatorios; pero los otros sacrificios eran sacrificios de acción de gracias.

22] Así, en la Ley hubo ciertamente significados del verdadero sacrificio, pero solo ha habido un único y verdadero sacrificio expiatorio, sacrificio por los pecados, en el mundo, a saber, la muerte de Cristo, como dice la Epístola a los Hebreos: “porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.” (Hebreos 10:4). Y poco después consta acerca de la obediencia y voluntad de Cristo: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” etc. (Hebreos 10:10).

23] Y el profeta Isaías también interpretó antes la ley de Moisés y muestra que la muerte de Cristo es el pago por los pecados y no los sacrificios en la Ley, cuando dice de Cristo: “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días.” (Isaías 53:10). Pues el profeta aplicó la palabra “expiación por el pecado” (Schuldopfer) a la muerte de Cristo, para indicar que las expiaciones por el pecado en la Ley no eran el verdadero sacrificio para pagar los pecados, sino que tenía que venir otro sacrificio, a saber, la muerte de Cristo, por medio de la cual la ira de Dios sería reconciliada. Ítem, las expiaciones por el pecado en la Ley tuvieron que cesar cuando el Evangelio fue revelado y el verdadero sacrificio fue establecido. Por lo tanto, no fueron verdaderas reconciliaciones ante Dios, pues tuvieron que caer, y tuvo que venir otro. Por consiguiente, fueron solo significados y prefiguraciones de la verdadera reconciliación.

24] Por lo tanto, permanece firme esto: que solo ha habido un único sacrificio, a saber, la muerte de Cristo, que debía ser aplicado por otros para reconciliar la ira de Dios.

25] Además de este único sacrificio expiatorio, a saber, la muerte de Cristo, hay ahora otros sacrificios, que son todos solo sacrificios de acción de gracias, como todo sufrimiento, predicación, buenas obras de los santos. Esos no son sacrificios tales por los cuales somos reconciliados, que se puedan hacer por otros, o que merezcan ex opere operato el perdón de los pecados o la reconciliación. Pues son hechos por aquellos que ya están reconciliados por medio de Cristo.

26] Y tales sacrificios son nuestros sacrificios en el Nuevo Testamento, como dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 2:5: “vosotros… sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales”.

27] Y en el Nuevo Testamento ningún sacrificio vale ex opere operato sine bono motu utentis, es decir, la obra sin un buen pensamiento en el corazón. Pues Cristo dice en Juan 4:23-24: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”, es decir, con el corazón, con temor sincero y fe sincera. Por lo tanto, es pura doctrina y culto diabólico, farisaico y anticristiano que nuestros adversarios enseñen que su Misa merece el perdón de la culpa y la pena ex opere operato. Los judíos tampoco entendieron correctamente sus ceremonias y pensaron que eran justos ante Dios si habían hecho las obras, ex opere operato.

28] Contra esto claman los profetas con la máxima seriedad, para apartar a la gente de las obras propias hacia la promesa de Dios y llevarla a la fe y al verdadero culto divino. Así consta en Jeremías 7:22-23: “Porque no hablé yo con vuestros padres, ni les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios” etc. ¿Qué habrán dicho los obstinados judíos a esta predicación y doctrina, que parece completamente contraria a la Ley y a Moisés? Pues era ciertamente público que Dios había mandado a los padres acerca de los sacrificios, eso no podía negarlo Jeremías. Pero Jeremías condena su error acerca de los sacrificios, de los cuales no había mandato de Dios, a saber, que pensaban que los sacrificios reconciliaban y agradaban a Dios ex opere operato. Por eso Jeremías añade lo referente a la fe, que Dios ha mandado: Escuchadme, es decir, creedme, que yo soy vuestro Dios, que os sostengo, me apiado de vosotros, os ayudo a toda hora, y no necesito vuestros sacrificios; creed que yo soy vuestro Dios, que os justifica y santifica, no por causa de vuestro mérito, sino por causa de mi promesa; por eso debéis esperar de mí todo consuelo y ayuda.

29] También rechaza la opinión pagana del opere operato el Salmo 50:13, 15, donde dice: “¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos?... Invócame en el día de la angustia”. Ahí se rechaza el opus operatum y dice: “¡Invócame!” Ahí indica el culto divino supremo, cuando lo invocamos de corazón. Ítem, en el Salmo 40:6: “Sacrificio y ofrenda no te agradaron; has abierto mis oídos”. Es decir, me has dado una palabra que debo oír, y exiges que crea tu palabra y tus promesas, que quieres ayudarme. Ítem, Salmo 51:16-17: “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría” etc. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado” etc. Ítem, en el Salmo 4:5: “Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.” Ahí ordena que confiemos en el Señor, y llama a eso un sacrificio correcto. Ahí indica que los otros no son sacrificios correctos, etc. Ítem, Salmo 116:17: “Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová” etc.

30] Y toda la Escritura está llena de tales dichos, que indican que ningún sacrificio, ninguna obra ex opere operato reconcilia a Dios. Por eso enseña que en el Nuevo Testamento los sacrificios de la ley de Moisés están abolidos, y que hay solo sacrificios puros, sin mancha, a saber, la fe hacia Dios, la acción de gracias, la alabanza a Dios, la predicación del Evangelio, la cruz y los sufrimientos de los santos y cosas similares.

31] Y de estos sacrificios habla Malaquías, cuando dice: “Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia.” (Malaquías 1:11). Este dicho lo interpretan los adversarios falsa y neciamente, entendiéndolo de la Misa, y citan a los antiguos Padres. Pero se responde pronto a eso: Aunque Malaquías hablara de la Misa, como no lo hace, sin embargo, de ello no se sigue que la Misa nos justifique ante Dios ex opere operato, o que se pueda celebrar Misa por otros para obtenerles el perdón de los pecados.

32] Nada de eso dice el profeta, sino que los sofistas y monjes lo inventan descaradamente de su propio cerebro. Pero las palabras del profeta traen consigo el entendimiento correcto. Pues primero dice el profeta que el nombre del Señor será grande; eso sucede por la predicación del Evangelio. Pues por ella se da a conocer el nombre de Cristo, y se da a conocer la gracia prometida en Cristo. Pero por la predicación del Evangelio la gente llega a la fe; esos invocan entonces correctamente a Dios, esos agradecen a Dios, esos sufren persecución por causa de Dios, esos hacen buenas obras. Por eso el profeta la llama la ofrenda pura, no la ceremonia de la Misa sola ex opere operato, sino todos los sacrificios espirituales por los cuales el nombre de Dios se hace grande. A saber, un sacrificio puro y santo es la predicación del Evangelio, la fe, la invocación, la oración, confesar el Evangelio y a Cristo ante el mundo, etc.

33] Y no nos oponemos mucho a que alguien quiera interpretarlo también de la ceremonia de la Misa, siempre que no diga que la mera ceremonia ex opere operato reconcilia a Dios. Pues así como llamamos a la predicación un sacrificio de alabanza, así la ceremonia de la Cena del Señor puede ser en sí misma un sacrificio de alabanza, pero no un sacrificio tal que justifique ante Dios ex opere operato, o que se pueda hacer por otros para obtenerles el perdón de los pecados. Pero pronto después diremos también cómo la ceremonia es un sacrificio. Puesto que ahora Malaquías habla de todos los cultos y sacrificios del Nuevo Testamento, no habla solo de la Misa o Cena del Señor. Ítem, puesto que contradice claramente ese mismo error farisaico del opere operato, el dicho no hace nada contra nosotros, sino mucho más a nuestro favor, pues exige interiormente que el corazón ofrezca a Dios sacrificios de acción de gracias, por los cuales el nombre del Señor se haga verdaderamente grande.

34] También se cita de Malaquías otro dicho: “y limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y ofrecerán a Jehová ofrenda en justicia.” (Malaquías 3:3). Ahí habla de ofrendas de justicia; por lo tanto, el texto está en contra del opus operatum. Pero las ofrendas de los hijos de Leví, es decir, de aquellos que predican en el Nuevo Testamento, son la predicación del Evangelio y los buenos frutos de la predicación, como dice Pablo en Romanos 15:16: “para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.” Pues el sacrificio de bueyes y ovejas en la Ley significaba la muerte de Cristo y el ministerio de la predicación del Evangelio, por medio del cual el viejo Adán es mortificado diariamente, y comienza la vida nueva y eterna. Pero los adversarios interpretan por todas partes la palabra sacrificio o sacrificium solo de las ceremonias de la Misa. De la predicación del Evangelio, de la fe, de la acción de gracias y la invocación del nombre divino no hablan nada, aunque la ceremonia fue instituida por eso, aunque el Nuevo Testamento tiene solo sacrificios espirituales interiores del corazón y no sacrificios tales como el sacerdocio levítico.

35] También citan los adversarios el iuge sacrificium, es decir, el sacrificio diario, y dicen que, así como en la ley de Moisés hubo un sacrificio diario, así la Misa es el iuge sacrificium del Nuevo Testamento. Si el asunto se pudiera resolver con alegorías, entonces cada uno encontraría alegorías que le sirvieran. Pero todas las personas sensatas saben que en asuntos tan importantes se debe tener ante Dios la Palabra de Dios cierta y clara y no recurrir con violencia a dichos oscuros y ajenos. Tales interpretaciones inciertas no resisten ante el juicio de Dios. Aunque quisiéramos, para complacer a los adversarios, dejar que la Misa se llame iuge sacrificium o sacrificio diario, si llamaran iuge sacrificium del Nuevo Testamento a toda la Misa, es decir, las ceremonias con la acción de gracias, con la fe en el corazón, con la invocación sincera de la gracia divina. Pues la ceremonia de la Misa o de la Cena del Señor fue establecida por todo eso; pues fue instituida por causa de la predicación, como dice Pablo: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis.” (1 Corintios 11:26). Pero de la figura del sacrificio diario no se sigue en absoluto que la Misa sea un sacrificio tal que reconcilie a Dios ex opere operato, o que se pueda celebrar o hacer por otros para obtenerles el perdón de los pecados.

36] Y si se mira correctamente el iuge sacrificium o sacrificio diario, pinta y significa no solo las ceremonias, sino también la predicación del Evangelio. Pues en el libro 4 de Moisés, capítulo 28:4 ss., se establecen tres partes que pertenecían a ese sacrificio diario. Primero se ofrecía un cordero como holocausto, y se derramaba vino sobre él. Después se ofrecía también una torta, mezclada con flor de harina y aceite. Toda la ley de Moisés es una sombra y figura de Cristo y del Nuevo Testamento, por eso Cristo es pintado en ella. El cordero significa la muerte de Cristo. Derramar vino sobre él significa que en todo el mundo todos los creyentes son rociados con la sangre del Cordero por medio del Evangelio, es decir, que son santificados; como dice Pedro en 1 Pedro 1:2: “en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. La torta significa la invocación y la acción de gracias en los corazones de todos los creyentes.

37] Así como en el Antiguo Testamento está la sombra y el significado de Cristo o del Evangelio, así en el Nuevo Testamento debe buscarse ese mismo Evangelio y la verdad, que está significada por la figura, y no debe buscarse primero un nuevo tipo o figura que pudieran o quisieran llamar sacrificium.

38] Por lo tanto, aunque la Misa o ceremonia en la Cena del Señor es un memorial de la muerte de Cristo, sin embargo, no es la ceremonia sola el iuge sacrificium o sacrificio diario, sino que el memorial de la muerte de Cristo junto con la ceremonia es el sacrificio diario, es decir, la predicación acerca de la fe y de Cristo, cuya fe verdaderamente cree que Dios ha sido reconciliado por la muerte de Cristo. A ese mismo iuge sacrificio pertenece también el fruto de la predicación, que seamos rociados con la sangre de Cristo, es decir, santificados, que el viejo Adán sea mortificado y el Espíritu crezca; eso es el derramamiento. Después debemos también agradecer y alabar a Dios y confesar la fe con sufrimientos y buenas obras; eso está significado por la harina y el aceite.

39] Así, cuando se elimina el burdo error farisaico del opere operato, se encuentra que por el iuge sacrificium está significado el sacrificio espiritual y diario de los corazones; pues Pablo dice: En el Antiguo Testamento está “la sombra de los bienes venideros”, “pero el cuerpo” y la verdad “es de Cristo”, Colosenses 2:17. Esto es ahora el conocimiento de Cristo y el Espíritu Santo en el corazón, que obra pura acción de gracias y sacrificios espirituales diarios en el corazón.

40] De esto aparece ahora suficientemente que la comparación del iuge sacrificio o sacrificio diario no es nada contra nosotros, sino mucho más a nuestro favor. Pues hemos indicado claramente que todo lo que pertenecía al sacrificio diario en la ley de Moisés debe significar un sacrificio verdadero y sincero, no un opus operatum. El sueño de los adversarios es falso, al querer imaginar que solo se significa la obra y ceremonia simple y externa, cuando sin embargo la fe en el corazón, la predicación, la confesión, la acción de gracias y la invocación sincera son los verdaderos sacrificios diarios y lo mejor de la Misa, llámenla sacrificio o de otra manera.

41] Ahora pueden notar fácilmente todas las personas temerosas de Dios, piadosas, honorables y cristianas que la acusación de los adversarios es injusta, donde dicen que abolimos el iuge sacrificium. Pero la experiencia muestra que ellos son los verdaderos Antíocos, que como tiranos furiosos se muestran en la Iglesia con pura audacia y violencia, que bajo una apariencia de espiritualidad atraen hacia sí todo el poder del mundo y sin embargo no se preocupan nada por el ministerio de la predicación, por Cristo o por el Evangelio. Además, se atreven a establecer nuevos cultos a su antojo en la Iglesia y a defenderlos con pura violencia.

42] Pues los adversarios conservan solo la ceremonia de la Misa, pero abandonan el uso correcto de la Misa y usan la Misa solo para la avaricia y un mercado vergonzoso, e inventan después que es una obra que beneficia a otros, que merece para otros el perdón de los pecados, de la pena y la culpa.

43] Pero en sus predicaciones no enseñan el Evangelio, tampoco consuelan las conciencias, tampoco predican que los pecados son perdonados sin mérito por causa de Cristo, sino que predican sobre la invocación de los santos, sobre satisfactionibus, sobre satisfacciones, sobre tradiciones humanas y dicen que por medio de ellas las personas se vuelven justas ante Dios. Y aunque hay muchos de esos abusos públicos y blasfemos, sin embargo quieren mantenerlos con violencia porque reportan dinero. Y los predicadores más eruditos entre ellos predican cuestiones y preguntas filosóficas confusas, que ni ellos mismos ni el pueblo entienden. Finalmente, si algunos entre ellos no son completamente indoctos, enseñan sin embargo pura ley y no enseñan nada de Cristo o de la fe.

44] Los adversarios citan a Daniel, que dice: “Habrá abominación y desolación en la Iglesia” (cf. Daniel 9:27; 11:31; 12:11), e interpretan esto de nuestra iglesia, porque los altares no están cubiertos, no arden luces en ellos y cosas similares. Aunque no es verdad que quitemos todos esos ornamentos externos, sin embargo, aunque así fuera, Daniel no habla de tales cosas que son completamente externas y no pertenecen a la Iglesia cristiana,

45] sino que se refiere a una desolación mucho más horrenda, que impera fuertemente en el papado, a saber, la desolación del culto divino más necesario y grande, el ministerio de la predicación y la supresión del Evangelio. Pues entre los adversarios se predica la mayor parte sobre tradiciones humanas, por las cuales las conciencias son conducidas de Cristo a las obras y confianza propias; así es cierto que bajo el papado la predicación sobre la penitencia o de poenitentia, como la enseñaron los adversarios,

46] nadie la entendió, y sin embargo es la parte más necesaria de toda la doctrina cristiana. Los adversarios atormentaron y afligieron a las pobres conciencias con la enumeración de pecados; de la fe en Cristo, por la cual se obtiene el perdón de los pecados, de la verdadera lucha y tentación, que son ejercicios de la fe, no enseñaron nada correcto en absoluto, por lo cual las conciencias hubieran podido tener consuelo. Todos sus libros, todas sus predicaciones fueron tan útiles en este punto como nada y además causaron un daño indecible.

47] Además de esto, entre los adversarios está el terrible y horrendo abuso de la Misa, cuyo igual apenas ha existido en la tierra, y además innumerables cultos no cristianos y necios. Esta es la verdadera desolación de la que habla Daniel.

48] Por el contrario, en nuestras iglesias los sacerdotes atienden correctamente su oficio, enseñan y predican el Evangelio, predican a Cristo, que tenemos el perdón de los pecados y un Dios misericordioso no por causa de nuestras obras, sino por causa de Cristo. Esta doctrina da a los corazones un consuelo verdadero, cierto y constante. También enseñan los diez mandamientos y sobre las buenas obras genuinas, que Dios ha mandado, además sobre el uso correcto y cristiano de los santos sacramentos.

49] Y si la Cena del Señor o la Misa debiera llamarse el sacrificio diario, con más razón podría llamarse así la Misa entre nosotros. Pues entre ellos, la mayoría de sus clérigos celebran Misa todos por sus prebendas y por dinero. En nuestras iglesias no se abusa así de los santos sacramentos. Pues allí nadie es impulsado a ello con dinero, sino que se deja que las conciencias se examinen a sí mismas, busquen allí consuelo; además, se instruye a la gente sobre el uso correcto y cristiano del sacramento, a saber, que fue instituido para que sea un sello y señal cierta del perdón de los pecados, por medio del cual los corazones son recordados y la fe fortalecida, para que crean ciertamente que sus pecados les son perdonados. Puesto que ahora conservamos entre nosotros la predicación del Evangelio y el uso correcto del sacramento, tenemos sin duda el sacrificio diario.

50] Y aunque se hablara solo de la apariencia externa, nuestras iglesias están mejor adornadas que las de la contraparte. Pues el verdadero adorno externo de la iglesia es también la predicación correcta, el uso correcto de los sacramentos, y que el pueblo se acostumbre a ello con seriedad y se reúna con diligencia y devoción, aprenda y ore. Puesto que ahora, por la gracia de Dios, en nuestras iglesias se enseñan cosas cristianas y saludables sobre el consuelo en toda tentación, la gente permanece gustosamente donde hay buena predicación.

51] Pues no hay nada que retenga más a la gente en la iglesia que la buena predicación. Pero nuestros adversarios predican a su gente fuera de la iglesia; pues no enseñan nada de las partes necesarias de la doctrina cristiana, cuentan leyendas de santos y otras fábulas. Además, si nuestros adversarios consideran sus velas, paños de altar, imágenes y adornos similares como partes necesarias y con ello establecen cultos divinos, son servidores del Anticristo, del cual dice Daniel que honran a su dios con plata, oro y adornos similares.

52] También citan de la Epístola a los Hebreos 5:1: “Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados.” De ahí concluyen: Puesto que en el Nuevo Testamento hay obispos y sacerdotes, se sigue que también debe haber un sacrificio por los pecados. Esto ahora podría mover sobre todo a los indoctos e inexpertos, especialmente si consideran el espléndido aparato en el templo e iglesias, ítem, las vestiduras de Aarón; como en el Antiguo Testamento también hubo mucho adorno de oro, plata y púrpura, piensan que en el Nuevo Testamento debe haber igualmente un culto divino, tales ceremonias y sacrificios, donde se ofrezca por los pecados de otras personas como en el Antiguo Testamento. Pues todo el abuso de las Misas y cultos papales no ha venido de ninguna otra parte sino de que han querido seguir las ceremonias de Moisés y no han entendido que el Nuevo Testamento trata de otras cosas, y que tales ceremonias externas, aunque se usen para la disciplina infantil, deben tener su medida.

53] Y aunque nuestro asunto está especialmente bien fundado en la Epístola a los Hebreos, sin embargo, los adversarios citan de esa misma epístola algunos dichos mutilados, como precisamente en el lugar indicado arriba, donde el texto dice: “Porque todo sumo sacerdote etc. es constituido para ofrecer” etc. El texto aplica eso pronto a Cristo. Las palabras que preceden hablan del sacerdocio levítico y dicen que el sacerdocio levítico es una figura del sacerdocio de Cristo. Pues los sacrificios levíticos por los pecados no merecían el perdón de los pecados ante Dios, sino que eran solo una imagen de Cristo, quien fue el verdadero, único y auténtico sacrificio por los pecados, como he dicho arriba.

54] Y casi toda la Epístola a los Hebreos trata la mayor parte de esto: que el sacerdocio levítico y los sacrificios en la Ley no fueron instituidos para que se mereciera con ellos el perdón de los pecados o la reconciliación ante Dios, sino solo para significar el futuro sacrificio verdadero, Cristo.

55] Pues los patriarcas y santos en el Antiguo Testamento también fueron justificados y reconciliados con Dios por la fe en la promesa acerca del futuro Cristo, por medio del cual se prometió salvación y gracia, así como nosotros en el Nuevo Testamento obtenemos gracia por la fe en Cristo, que ha sido revelado. Pues todos los creyentes desde el principio han creído que se haría un sacrificio y pago por el pecado, a saber, Cristo, quien era futuro y prometido, como dice Isaías 53:10: “cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado” etc.

56] Puesto que ahora en el Antiguo Testamento nadie obtuvo el perdón de los pecados por medio de los sacrificios (pues solo significaron el único sacrificio de Cristo), se sigue que solo hay un único sacrificio, a saber, Cristo, quien pagó y satisfizo por los pecados de todo el mundo. Por consiguiente, en el Nuevo Testamento no hay que hacer tampoco en adelante ningún otro sacrificio por el cual se paguen los pecados, sino solo la única muerte de Cristo, ofrecida una vez en la cruz.

58] Por lo tanto, cuando dicen que en el Nuevo Testamento debe haber un sacerdote que ofrezca sacrificios, eso debe concederse y entenderse solo de Cristo. Y en esto insiste y concuerda fuertemente toda la Epístola a los Hebreos. Y significaría también presentar e introducir completamente otros mediadores junto a Cristo, si admitiéramos otra satisfacción por los pecados y reconciliación que la muerte de Cristo.

59] Y puesto que el sacerdocio del Nuevo Testamento es un ministerio por medio del cual obra el Espíritu Santo, no puede haber sacrificio que ayude a otros ex opere operato. Pues donde no se obra la fe y vida propias por medio del Espíritu Santo, la opus operatum de otro no puede hacerme justo y salvo. Por lo tanto, la Misa no puede valer por otros: eso es ciertamente claro y seguro.

60] Hemos indicado ahora las causas por las que la Misa no justifica a nadie ante Dios ex opere operato, y por qué tampoco se pueden celebrar Misas por otros; pues ambas cosas son directamente contrarias a la fe y a la doctrina de Cristo. Porque es imposible que los pecados sean perdonados, o que los terrores de la muerte, del infierno, sean vencidos por la obra de otro, sino solo por la fe en Cristo, como dice el dicho de Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios” etc.

61] Además, hemos indicado que los dichos de la Escritura que se citan contra nosotros tampoco prueban nada a favor de la doctrina pagana y anticristiana de los adversarios sobre el opere operato. Y esto pueden ahora notarlo y juzgarlo todas las personas temerosas de Dios y honorables en todo el mundo, en todas las naciones.

62] Por lo tanto, hay que rechazar el error de Tomás [de Aquino], que escribe que el cuerpo del Señor fue ofrecido una vez en la cruz por el pecado original y se ofrece diariamente por los pecados diarios en el altar, para que así la Iglesia tenga un sacrificio para reconciliar diariamente a Dios.

63] También hay que rechazar los otros errores: que la Misa beneficia ex opere operato a quien la celebra. Ítem, que si se celebra Misa por otros que no ponen obstáculo, aunque sean impíos, estos obtienen el perdón de los pecados y la redención de la pena y la culpa. Todo esto son puros errores y falsos e inventados por puros monjes indoctos e impíos, que sin embargo no saben nada del Evangelio, de Cristo ni de la fe.

64] De este error sobre tales abusos de las Misas han surgido innumerables otros, a saber, que disputan si una Misa, celebrada por muchos, es también tan eficaz como si cada persona hiciera celebrar una Misa propia para sí. De esta disputa crecieron las Misas y se vendieron cada vez más caras. Además, celebran todavía Misa por los difuntos, para redimir las almas del purgatorio (lo cual es un mercado vergonzoso), aunque el sacramento no es útil ni a los vivos ni a los muertos sin la fe.

65] Y los adversarios no pueden presentar de la Escritura ni una letra, ni una sílaba para confirmar los sueños y fábulas, que sin embargo predican sin ningún reparo ni vergüenza con gran clamor y gran prestigio, aunque además no tienen para ello ni el testimonio de la Iglesia ni de los Padres. Por lo tanto, son personas impías y cegadas, que desprecian y pisotean conscientemente la verdad pública de Dios.

Lo que los antiguos maestros o Padres escriben sobre el sacrificio.

66] Puesto que hemos interpretado y respondido correctamente a los dichos que los adversarios citaron de la Escritura, debemos responder también a los dichos de los antiguos Padres que citan. Sabemos bien que los Padres llaman a la Misa un sacrificio; pero la intención de los Padres no es que por celebrar Misa ex opere operato se obtenga el perdón de los pecados, o que se deba celebrar Misa por vivos y muertos para obtenerles el perdón de los pecados, la remisión de la pena y la culpa. Pues nunca probarán que los Padres hayan enseñado algo sobre tal abominación contraria a toda Escritura, sino que los libros de los Padres hablan de acción de gracias y sacrificio de acción de gracias, por eso llaman a la Misa eucharistiam.

67] Pero hemos indicado arriba que los sacrificios de acción de gracias no nos obtienen el perdón de los pecados, sino que son hechos por aquellos que ya están reconciliados por la fe en Cristo. Así como la cruz y las tribulaciones no merecen la reconciliación ante Dios, sino que son sacrificios de acción de gracias cuando aquellos que están reconciliados soportan y sufren tales tribulaciones. Y estas breves palabras son respuesta suficiente contra los dichos de los Padres, también nos protegen suficientemente contra nuestros adversarios. Pues es cierto que los sueños del opere operato no se encuentran en ninguna parte en los libros o escritos de los Padres. Pero para que todo este asunto y controversia sobre la Misa se entienda más claramente, queremos hablar también del uso correcto del sacramento, y así como se encuentra también en la Sagrada Escritura y en todos los escritos de los Padres.

Del uso correcto del sacramento y del sacrificio.

68] Algunos eruditos curiosos inventan ellos mismos que la Cena del Señor fue instituida por dos causas. Primero, para que sea una contraseña y señal de una orden, como las capuchas de los monjes son diferencias y señales de sus órdenes. Después piensan que a Cristo le agradó especialmente dar o establecer esa contraseña por medio de una comida o cena, para indicar la amistad de la relación fraterna que debe haber entre los cristianos: pues comer y beber juntos es señal de amistad. Pero eso es un pensamiento humano y no indica el uso correcto del sacramento. Ahí se habla solo de amor y amistad, lo cual las personas mundanas también entienden. Pero ahí no se habla nada de la fe o de la promesa de Dios, que es lo más grande; cuya fe es una cosa mucho más elevada y grande de lo que se piensa.

69] Pero los sacramentos son señales de la voluntad divina hacia nosotros y no son solo contraseñas o señales por las cuales las personas se conocen; y dicen correctamente aquellos que dicen que los sacramentos son signa gratiae, es decir, los sacramentos son señales de la gracia. Y puesto que en el sacramento hay dos cosas, la señal externa y la Palabra, en el Nuevo Testamento la Palabra es la promesa de la gracia, que está adjunta a la señal. Y esa promesa en el Nuevo Testamento es una promesa del perdón de los pecados, como dice el texto: “Este es mi cuerpo, que por vosotros es dado; esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” (Lucas 22:19-20; Mateo 26:28).

70] La Palabra nos ofrece el perdón de los pecados. La señal externa es como un sello y confirmación de las palabras y la promesa, como también la llama Pablo. Por lo tanto, así como la promesa es vana si no se recibe por la fe, así también la ceremonia o señal externa no es útil a menos que esté presente la fe, la cual verdaderamente considera que el perdón de los pecados nos acontece. Y esa fe consuela las conciencias aterrorizadas. Y así como Dios da la promesa para despertar tal fe, así también la señal externa es dada al mismo tiempo y puesta ante los ojos para que mueva los corazones a la fe y fortalezca la fe. Pues por medio de estos dos, por la Palabra y la señal externa, obra el Espíritu Santo.

71] Y este es el uso correcto del santo sacramento, cuando por la fe en la promesa divina las conciencias aterrorizadas son levantadas de nuevo. Y este es el verdadero culto divino en el Nuevo Testamento; pues en el Nuevo Testamento el culto divino supremo ocurre interiormente en el corazón, de modo que somos mortificados según el viejo Adán y nacemos de nuevo por el Espíritu Santo. Y para esto también instituyó Cristo el sacramento, cuando dice: “¡Haced esto en memoria de mí!” (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24-25).

72] Pues hacer esto en memoria de Cristo no es una cosa tal que ocurra solo con gestos y obras, solo para un recuerdo y un ejemplo, como se recuerda en las historias de Alejandro y similares, etc., sino que significa ahí reconocer correctamente a Cristo, buscar y desear los beneficios de Cristo. La fe ahora, que reconoce la gracia sobreabundante de Dios, vivifica. Y este es el uso principal del sacramento, por el cual bien se puede notar quiénes son aptos para el sacramento, a saber, las conciencias aterrorizadas, que sienten sus pecados, se aterrorizan ante la ira y el juicio de Dios y anhelan consuelo. Por eso dice el Salmo: “Ha hecho memorables sus maravillas; Clemente y misericordioso es Jehová. Ha dado alimento a los que le temen.” (Salmo 111:4-5).

73] Y la fe que reconoce tal misericordia vivifica, y ese es el uso correcto del sacramento.

74] Ahí está entonces también y se encuentra el sacrificio de acción de gracias. Pues cuando el corazón y la conciencia sienten de cuán gran necesidad, angustia y terror ha sido librado, agradece desde lo más profundo del corazón por tan gran e inefable tesoro y usa también las ceremonias o señales externas para alabanza de Dios y muestra que acepta tal gracia divina con gratitud, la estima grande y altamente. Así la Misa se convierte en un sacrificio de acción de gracias o sacrificio de alabanza.

75] Y así hablan los Padres de ello, de dos efectos o beneficios del sacramento: primero, que por él las conciencias son consoladas; segundo, que se da alabanza y gracias a Dios. Lo primero pertenece propiamente al uso correcto del sacramento, lo segundo al sacrificio. Del consuelo dice Ambrosio: “Id a él, es decir, a Cristo, y recibid gracia, etc.; pues Él es el perdón de los pecados. Pero si preguntáis quién es Él, oídle hablar a Él mismo: ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.’ (Juan 6:35)”. Ahí indica que con el sacramento se ofrece el perdón de los pecados. Dice también que esto debe recibirse con la fe. Se encuentran innumerables dichos en los libros de los Padres, los cuales los adversarios interpretan todos aplicándolos al opus operatum y a la celebración de la Misa por otros, cuando sin embargo los Padres hablan de la fe en la promesa de Dios y del consuelo que reciben las conciencias, y no dicen nada de applicatione (de la aplicación).

76] Además, se encuentran dichos en los Padres sobre la acción de gracias, como Cipriano habla muy bellamente de la comunión cristiana. “Un corazón cristiano”, dice él, “divide su agradecimiento, por una parte por el tesoro regalado, por otra parte por los pecados perdonados, y agradece por tan rica gracia.” Es decir, un corazón cristiano considera lo que le ha sido regalado en Cristo y también cuánta gran culpa le ha sido remitida por gracia; compara nuestra miseria y la gran misericordia de Dios y agradece a Dios, etc.

77] Y de ahí se llama Eucharistia en la Iglesia. Por lo tanto, la Misa no es una acción de gracias tal que se deba hacer o celebrar ex opere operato por otros para obtenerles el perdón de los pecados. Pues eso sería directamente contrario a la fe, como si la Misa o la ceremonia externa sin la fe hiciera a alguien justo y salvo.

Sobre la palabra Misa.

78] Aquí se ve qué burdos asnos son nuestros adversarios. Dicen que la palabra missa viene de la palabra misbeach, que significa altar; de lo cual debe seguirse que la Misa es un sacrificio; pues en el altar se sacrifica. Ítem, la palabra liturgia, como los griegos llaman a la Misa, también debe significar sacrificio. A esto queremos responder brevemente. Todo el mundo ve que de estos fundamentos no debe seguirse este error pagano y anticristiano, que la Misa ayude ex opere operato sine bono motu utentis. Por lo tanto, son asnos por presentar en un asunto tan importante cosas tan incongruentes. Tampoco saben los asnos gramática. Pues missa y liturgia no significan sacrificio. Missa significa en hebreo una contribución recolectada, Deuteronomio 16:10. Pues así fue quizás la costumbre, que los cristianos traían comida y bebida a la asamblea para bien de los pobres. Y tal costumbre provino de los judíos, que en sus fiestas debían traer tal contribución; la llamaban missa. Así, liturgia significa propiamente en griego un oficio en el que se sirve a la comunidad; eso se ajusta bien a nuestra doctrina, que el sacerdote allí como un servidor común sirve a aquellos que quieren comulgar y administra el santo sacramento.

80] Algunos piensan que missa no viene del hebreo, sino que es tanto como remissio, perdón de los pecados. Pues cuando se había comulgado, se decía: Ite, missa est; “Idos, tenéis el perdón de los pecados.” [Interpretación tradicional: "Idos, la Misa ha terminado/ha sido enviada"]. Y para probar que esto es así, citan que entre los griegos se decía: Laois Aphesis (λαοῖς ἄφεσις); eso también significa tanto como: A ellos les es perdonado. Si esto fuera así, sería un entendimiento fino; pues siempre debería predicarse y proclamarse el perdón de los pecados en esta ceremonia. Sin embargo, poco ayuda a este asunto lo que signifique la palabra missa.

De las Misas por los difuntos.

89] Pero que los adversarios quieran defender todavía esto, que la Misa ayuda a los difuntos, de lo cual han hecho un mercado propio y especialmente un comercio indecible, para eso no tienen testimonio ni mandato de Dios en la Escritura. Ahora bien, es ciertamente una abominación indecible y grande y no un pecado pequeño que se atrevan, sin la Palabra de Dios, sin toda Escritura, a establecer un culto divino en la Iglesia y se atrevan a aplicar descaradamente a los difuntos la Cena del Señor, que Cristo instituyó para predicar la Palabra, para recordar con ella su muerte, para fortalecer la fe de aquellos que usan la ceremonia. Pues eso significa verdaderamente usar mal el nombre de Dios contra el segundo mandamiento.

90] Pues, primero, es la máxima ignominia y blasfemia del Evangelio y de Cristo que la simple obra de la Misa ex opere operato sea un sacrificio que reconcilie a Dios y satisfaga por los pecados. Es una predicación y doctrina verdaderamente terrible y horrible y una abominación grande e indecible que la simple obra realizada por un sacerdote valga tanto como la muerte de Cristo. Así es ciertamente seguro que el pecado y la muerte no pueden ser vencidos sino solo por la fe en Cristo, como dice Pablo en Romanos 5:1. Por lo tanto, las Misas no pueden ayudar a los difuntos de ninguna manera ex opere operato.

91] No queremos relatar aquí cuán débiles fundamentos tienen los adversarios sobre el purgatorio; ítem, de dónde surgió primero la doctrina de la satisfacción; como hemos indicado arriba que son puros sueños y vanidades humanas inventadas. Solo les diremos esto, que es cierto: la Cena del Señor pertenece propiamente al perdón de la culpa. Pues, ¿qué consuelo tendríamos si se nos ofreciera allí el perdón, y sin embargo no fuera el perdón de la culpa? Puesto que ahora la ceremonia ofrece el perdón de la culpa, se sigue que es imposible que haya una satisfactio ex opere operato o que ayude a los difuntos. Pues si pertenece al perdón de la culpa, debe servir solo para consolar las conciencias, para que crean que la culpa les ha sido verdaderamente perdonada.

92] Y verdaderamente, no sería de extrañar que todas las personas piadosas y cristianas lloraran sangre de angustia y dolor si consideraran correctamente cuán indecible, horrendo y terrible es el abuso de la Misa bajo el papado, a saber, que la Misa la mayor parte del tiempo no se usa para nada más que por los difuntos y para redimir la pena del purgatorio. Claman que abolimos el iuge sacrificium o sacrificio diario. Eso significa verdaderamente abolir el iuge sacrificium, el sacrificio diario de la Iglesia, es una verdadera tiranía y furia del impío Antíoco, suprimir así todo el Evangelio, toda la doctrina de la fe, de Cristo, y predicar en su lugar tales sueños sobre satisfactionibus, tales mentiras sobre el opere operato. Eso significa verdaderamente pisotear el Evangelio, pervertir vergonzosamente el uso de los sacramentos. Esos son los verdaderos blasfemos de los que habla Pablo, que son “culpables del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Corintios 11:27), los que suprimen la doctrina de Cristo, de la fe, y abusan de la Misa y de la Cena del Señor para una avaricia pública vergonzosa y descarada, para un mercado y comercio, y todo eso bajo una apariencia hipócrita de satisfacción. Y precisamente por esta grande e indecible blasfemia, los obispos deberán esperar un severo castigo de Dios. Alguna vez Dios verdaderamente hará valer el segundo mandamiento y derramará sobre ellos una ira grande y terrible. Por lo tanto, debemos cuidarnos bien nosotros y todos de no hacernos partícipes del abuso de los adversarios.

93] Queremos, sin embargo, volver al asunto. Puesto que ahora la Misa no es una satisfacción ni por una pena ni por culpa ex opere operato, se sigue que la Misa que se celebra por los difuntos es inútil y nada. Y no necesita larga disputa. Pues es cierto que tal celebración de Misa por los difuntos no tiene fundamento alguno en la Escritura. Ahora bien, es una abominación en la Iglesia establecer un culto divino sin toda Palabra de Dios, sin toda Escritura. Y si fuera necesario, hablaremos de este punto con mucha más abundancia y según toda necesidad más adelante. Pues, ¿para qué vamos a contender ahora mucho aquí con los adversarios, si no entienden en absoluto qué es sacrificio, qué es sacramento, qué es perdón de los pecados, qué es fe?

94] Y el canon griego tampoco aplica la Misa como una satisfacción por los difuntos; pues la aplica juntamente por todos los patriarcas, profetas, apóstoles. De ahí parece que las iglesias [griegas] también ofrecen como acción de gracias, pero no como una satisfacción por la pena del purgatorio. Pues ciertamente no será su intención redimir a los profetas y apóstoles del purgatorio, sino solo ofrecer gracias junto y con ellos por los altos bienes eternos que les han sido dados a ellos y a nosotros.

96] Los adversarios citan que alguna vez fue condenado como herejía que uno, llamado Aerio, sostuviera que la Misa no es un sacrificio por los difuntos. Aquí recurren de nuevo a sus acostumbradas artimañas, inventando que nuestra doctrina fue rechazada desde antiguo. Pero los asnos no se avergüenzan de ninguna mentira. Tampoco saben quién fue Aerio o qué enseñó. Epifanio escribe que Aerio sostenía que la oración por los difuntos era inútil. Ahora bien, nosotros no hablamos de la oración, sino de la Cena de Cristo, si es ex opere operato un sacrificio para ayudar a los difuntos. Este nuestro asunto no concierne a Aerio. Lo que por lo demás se cita de todos los Padres a favor de la Misa, nada concierne a este asunto. Pues los buenos y piadosos Padres no enseñaron este error horrendo, blasfemo y anticristiano, que la Misa ex opere operato merezca para los vivos y los difuntos el perdón de la pena y la culpa. Pues este error del opere operato es una herejía pública contra toda Escritura, contra todos los profetas y apóstoles, y todos los cristianos deben aprender que tales Misas papistas son pura y terrible idolatría. Pero tal idolatría permanece en el mundo mientras reine y permanezca el Anticristo.

97] Pues como en Israel se estableció un falso culto divino con Baal, también hubo cultos divinos incorrectos bajo la apariencia del culto que Dios había ordenado, así el Anticristo en la Iglesia también hizo un falso culto divino a partir de la Cena de Cristo. Y sin embargo, así como Dios en Israel y Judá conservó sin embargo su Iglesia, es decir, algunos santos, así Dios conservó sin embargo su Iglesia, es decir, algunos santos, bajo el papado, para que la Iglesia cristiana no pereciera por completo. Aunque ahora el Anticristo con su falso culto divino permanecerá en parte hasta que Cristo el Señor venga públicamente y juzgue, sin embargo, todos los cristianos deben ser advertidos de guardarse de tal idolatría, y deben aprender cómo servir correctamente a Dios y obtener el perdón de los pecados por la fe en Cristo, para que honren correctamente a Dios y puedan tener consuelo constante contra el pecado. Pues para eso Dios ha hecho brillar graciosamente su Evangelio, para que seamos advertidos y salvos.

99] Esto hemos dicho brevemente sobre la Misa, para que todas las personas temerosas de Dios, piadosas y honorables en todas las naciones puedan entender que hemos conservado con toda fiel diligencia el honor correcto y el uso correcto de la Misa, y que tenemos grandes y muy importantes causas por las que no estamos de acuerdo con los adversarios. Y queremos advertir a todas las personas piadosas y honorables que no se hagan partícipes con los adversarios de la gran abominación y abuso de la Misa, para que no se carguen con pecados ajenos. Es un asunto grande y muy importante. Pues este abuso no es menor que el asunto en tiempos de Elías con el falso culto de Baal. Hemos presentado este asunto por esta vez con palabras suaves y sin injurias; pero si los adversarios no cesan de blasfemar, se darán cuenta de que también les hablaremos más duramente.