VI. Sobre el Sacramento del Altar.
1] Sobre el Sacramento del Altar sostenemos que el pan y el vino en la Cena del Señor son el verdadero cuerpo y sangre de Cristo y que no solo son administrados y recibidos por los piadosos, sino también por los malos cristianos.
2] Y que no se debe dar solo una especie. No necesitamos la alta sabiduría que nos enseñe que en una especie hay tanto como en ambas, como nos enseñan los sofistas y el Concilio de Constanza.
3] Pues aunque fuera cierto que en una especie hubiera tanto como en ambas, sin embargo, una sola especie no es todo el orden y la institución establecida y ordenada por Cristo.
4] Y en particular, condenamos y maldecimos en el nombre de Dios a aquellos que no solo niegan ambas especies, sino que también las prohíben, condenan y blasfeman como herejía, y así se oponen y se sitúan por encima de Cristo, nuestro Señor y Dios, etc.
5] Sobre la transubstanciación, no valoramos en absoluto la sofisticada sutileza que enseña que el pan y el vino abandonan o pierden su esencia natural, y que solo queda la apariencia y el color del pan y no el pan verdadero. Pues encaja mejor con la Escritura que el pan esté presente y permanezca, como lo llama el mismo San Pablo: “El pan que partimos”, y “Así, coma del pan.”