La Tabla de Deberes
Textos bíblicos selectos para amonestar al cristiano respecto a su oficio y deberes.
Para obispos, pastores y predicadores
«Es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito», etc. Esto lo encontramos en el cuarto capítulo de la primera epístola a Timoteo.
Lo que los oyentes deben a sus pastores
«Comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario» (Lucas 10:7).
«Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio» (1 Corintios 9:14).
«El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis: Dios no puede ser burlado» (Gálatas 6:6-7).
«Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla» (1 Timoteo 5:17-18).
«Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros» (1 Tesalonicénses 5:12 a 13).
«Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose porque esto no os es provechoso» (Hebreos 13:17).
De la Autoridad Secular
«Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que, quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo» (Romanos 13:1-4).
Para los ciudadanos o residentes de un país
«Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios» (Mateo 22:21).
«Sométase toda persona a las autoridades superiores» (Romanos 13:1).
«Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra» (Romanos 13:5-7).
«Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (1 Timoteo 2:1-2).
«Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra» (Tito 3:1). «Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien» (1 Pedro 2:13-14).
Para los maridos
«Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo» (1 Pedro 3:7).
«No seáis ásperos con ellas» (Colosenses 3:19).
Para las esposas
«Vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos» (1 Pedro 3:1; Efesios 5:22);
«como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza» (1 Pedro 3:6).
Para los padres
«Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor» (Efesios 6:4; Colosenses 3:21).
Para los hijos
«Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra» (Efesios 6:1-3).
Para los criados, empleados y obreros
«Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre» (Efesios 6:5-8).
Para los amos, patrones, jefes, etc.
«Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas» (Efesios 6:9).
Para los jóvenes en general
«Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo» (1 Pedro 5:5-6).
Para la viudez
«La que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta» (1 Timoteo 5:5-6).
Para todos cristianos en general
«Y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Romanos 13:9). «Exhorto ante todo, a que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias, por todos los hombres» (1 Timoteo 2:1).
Lo suyo aprenda cada cual y en casa nada podrá ir mal.