Introducción

1] Hasta aquí hemos escuchado la primera parte de la doctrina cristiana. En ella hemos visto todo lo que Dios quiere que hagamos o dejemos de hacer. Sigue propiamente el Credo, que expone todo lo que debemos esperar y recibir de Dios; en resumen, nos enseña a conocerle perfectamente.

2] Se nos da para ayudarnos a cumplir lo que los Diez Mandamientos exigen de nosotros. Porque, como dijimos antes, están colocados en un plano tan elevado que toda capacidad humana es demasiado débil y endeble para cumplirlos. Por lo tanto, es tan necesario aprender esta parte como la otra, a fin de saber dónde y cómo obtener fuerzas para esta tarea.

3] Si pudiéramos guardar por nuestras propias fuerzas los Diez Mandamientos como es debido, no necesitaríamos ni el Credo ni el Padrenuestro.

4] Pero antes de explicar la ventaja y la necesidad del Credo, basta, como primer paso, que las personas muy sencillas aprendan a entender el Credo mismo.

5] En primer lugar, el Credo solía dividirse en doce artículos. Por supuesto, si se reunieran todos los pensamientos contenidos en las Escrituras y pertenecientes al Credo, habría muchos más artículos, ni podrían expresarse todos claramente en tan pocas palabras.

6] Pero para hacerlo más claro y sencillo para la enseñanza a los niños, resumiremos brevemente todo el Credo en tres artículos, según las tres personas de la Divinidad, con las que se relaciona todo lo que creemos. El primer artículo, de Dios Padre, explica la creación; el segundo, del Hijo, la redención; el tercero, del Espíritu Santo, la santificación.

7] De ahí que el Credo pueda resumirse en estas pocas palabras: "Creo en Dios Padre, que me ha creado; creo en Dios Hijo, que me ha redimido; creo en el Espíritu Santo, que me santifica". Un solo Dios y una sola fe, pero tres personas y, por tanto, tres artículos o confesiones.

8] Comentemos brevemente estas palabras.

EL PRIMER ARTÍCULO

9] "Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra".

10] Estas palabras nos dan una breve descripción de Dios Padre, su naturaleza, su voluntad y su obra. Puesto que los Diez Mandamientos han explicado que no debemos tener más de un Dios, cabe preguntarse: "¿Qué clase de ser es Dios? ¿Qué hace? ¿Cómo podemos alabarle o describirle de tal manera que le demos a conocer?". Esto se enseña aquí y en los artículos siguientes. Así pues, el Credo no es otra cosa que una respuesta y confesión de los cristianos basada en el Primer Mandamiento.

11] Si le preguntaras a un niño pequeño: "Hijo mío, ¿qué clase de Dios tienes? ¿Qué sabes de él?", él podría responder: "En primer lugar, mi Dios es el Padre, que hizo el cielo y la tierra. Sólo aparte de Él no tengo otro Dios, porque no hay otro que haya podido crear el cielo y la tierra."

12] Para los algo más avanzados y los instruidos, sin embargo, los tres artículos pueden tratarse más ampliamente y dividirse en tantas partes como palabras haya. Pero para los alumnos jóvenes basta con indicar los puntos más necesarios, a saber, como hemos dicho, que este artículo trata de la creación. Debemos subrayar las palabras "hacedor del cielo y de la tierra".

13] ¿Qué significan estas palabras: "Creo en Dios, Padre todopoderoso, hacedor", etc.? Respuesta: Sostengo y creo que soy una criatura de Dios; es decir, que él ha dado y sostiene constantemente mi cuerpo, alma y vida, mis miembros grandes y pequeños, todas las facultades de mi mente, mi razón y entendimiento, etc.; mi comida y bebida, vestido, medios de sustento, esposa e hijo, sirvientes, casa y hogar, etc.

14] Además, hace que toda la creación contribuya a proporcionar las comodidades y necesidades de la vida: el sol, la luna y las estrellas en los cielos, el día y la noche, el aire, el fuego, el agua, la tierra y todo lo que produce, las aves y los peces, las bestias, el grano y toda clase de productos.

15] Además, concede todas las bendiciones físicas y temporales: buen gobierno, paz, seguridad.

16] Así aprendemos de este artículo que ninguno de nosotros tiene su vida por sí mismo, ni ninguna otra cosa que se haya mencionado aquí o pueda mencionarse, ni puede por sí mismo conservar ninguna de ellas, por pequeña e insignificante que sea. Todo esto está comprendido en la palabra "Creador".

17] Además, confesamos que Dios Padre no sólo nos ha dado todo lo que tenemos y vemos ante nuestros ojos, sino que también nos guarda y defiende diariamente contra todo mal y desgracia, conjurando toda clase de peligros y desastres. Todo esto lo hace por puro amor y bondad, sin mérito nuestro, como un padre bondadoso que cuida de nosotros para que no nos suceda ningún mal.

18] Pero una mayor discusión de este tema pertenece a las otras dos partes de este artículo, donde decimos: "Padre todopoderoso".

19] Por lo tanto, puesto que todo lo que poseemos, y todo lo que hay en el cielo y en la tierra, nos es dado y sostenido diariamente por Dios, se deduce inevitablemente que tenemos el deber de amarle, alabarle y darle gracias sin cesar, y, en resumen, de dedicar todas estas cosas a su servicio, como Él ha exigido y ordenado en los Diez Mandamientos.

20] Mucho podría decirse si describiéramos en detalle cuán pocas personas creen en este artículo. Todos lo pasamos por alto, lo oímos y lo recitamos, pero ni vemos ni consideramos lo que las palabras nos ordenan.

21] Porque si lo creyéramos de todo corazón, también actuaríamos en consecuencia, y no nos pavonearíamos y alardearíamos y presumiríamos como si tuviéramos vida, riquezas, poder, honor y cosas semejantes por nosotros mismos, como si nosotros mismos fuéramos de temer y servir. Así es como actúa el mundo miserable y perverso, ahogado en su ceguera, haciendo mal uso de todas las bendiciones y dones de Dios únicamente para su propio orgullo y codicia, placer y disfrute, y sin volverse ni una sola vez a Dios para darle gracias o reconocerle como Señor y Creador.

22] Por lo tanto, este artículo nos humillaría y aterrorizaría a todos si lo creyéramos. Porque pecamos diariamente con ojos y oídos, manos, cuerpo y alma, dinero y propiedades, y con todo lo que tenemos. Esto es especialmente cierto de aquellos que incluso luchan contra la Palabra de Dios. Sin embargo, los cristianos tienen esta ventaja: que se reconocen en el deber de servirle y obedecerle en todas estas cosas.

23] Por esta razón debemos estudiar diariamente este artículo e imprimirlo en nuestras mentes. Todo lo que vemos, y cada bendición que nos llega, debe recordárnoslo. Cuando escapamos de la angustia o del peligro, debemos reconocer que esto es obra de Dios. Él nos da todas estas cosas para que sintamos y veamos en ellas su corazón paternal y su amor sin límites hacia nosotros. Así, nuestros corazones se calentarán y encenderán de gratitud a Dios y de deseo de usar todas estas bendiciones para su gloria y alabanza.

24] Tal es, muy brevemente, el sentido de este artículo. Es todo lo que la gente corriente necesita aprender al principio, tanto sobre lo que tenemos y recibimos de Dios como sobre lo que le debemos a cambio. Se trata de un conocimiento excelente, pero de un tesoro aún mayor. Porque aquí vemos cómo el Padre se ha entregado a nosotros, con todas sus criaturas, nos ha provisto abundantemente en esta vida y, además, nos ha colmado de inefables tesoros eternos por medio de su Hijo y del Espíritu Santo, como oiremos.