Traducción de la versión en alemán

Artículo XXVII. De Votos Monasticos.

1] Para hablar de los votos monásticos es necesario, primero, considerar cómo se ha tratado hasta ahora, qué naturaleza han tenido en los monasterios, y que mucho de lo que allí se hacía diariamente no solo iba contra la Palabra de Dios, sino también contra los derechos papales.

2] Pues en tiempos de San Agustín, los estados monásticos eran libres; después, cuando se corrompió la disciplina y la enseñanza, se inventaron los votos monásticos y se intentó restaurar la disciplina con ellos, como con una cárcel inventada.

3] Además, se añadieron muchas otras cosas a los votos monásticos,

4] y con estos lazos y cargas se abrumó a muchos, incluso antes de los años debidos.

5] También muchas personas llegaron a esta vida monástica por ignorancia, y aunque no eran demasiado jóvenes, no midieron adecuadamente sus fuerzas y entendimiento.

6] Todos ellos, atrapados y enredados así, fueron obligados a permanecer en esos lazos, a pesar de que el derecho papal liberaba a muchos.

7] Y esto fue más oneroso en los monasterios de vírgenes que en los de monjes, aunque hubiera sido apropiado mostrar más compasión hacia las mujeres como el sexo más débil.

8] Esta severidad y dureza también desagradó a muchas personas piadosas en tiempos pasados; pues veían cómo se empujaba a niños y niñas a los monasterios para mantener sus cuerpos. También veían cuán mal resultaba esa empresa, qué escándalo y carga para las conciencias traía,

9] y muchas personas se quejaron de que en un asunto tan peligroso no se consideraban los cánones.

10] Además, había una opinión sobre los votos monásticos que no estaba oculta, que también disgustó a muchos monjes con algo de entendimiento.

11] Pues afirmaban que los votos monásticos eran iguales al bautismo, y que con la vida monástica se merecía la remisión de los pecados y la justificación ante Dios.

12] Incluso añadían que con la vida monástica se merecía no solo la justicia y la piedad, sino también que se cumplían los mandamientos y consejos del Evangelio,

13] y así los votos monásticos eran más elogiados que el bautismo; y que con la vida monástica se merecía más que con todos los demás estados ordenados por Dios, como el estado pastoral y predicador, la autoridad, el estado de príncipes y señores y similares, que sirven en su vocación según el mandamiento de Dios sin religiosidad inventada.

14] Nada de esto puede negarse, pues se encuentra en sus propios libros. Además, quienes fueron atrapados y llegaron al monasterio, aprendieron poco de Cristo.

15] En tiempos pasados, los monasterios albergaban escuelas de la Sagrada Escritura y otras disciplinas útiles para la iglesia, y de ellos se tomaban párrocos y obispos; ahora es muy diferente.

16] Antes se reunían en la vida monástica para aprender las Escrituras. Ahora afirman que la vida monástica es tal que con ella se merece la gracia y la piedad ante Dios, incluso que es un estado de perfección, y lo prefieren mucho más a todos los otros estados ordenados por Dios.

17] Relatamos todo esto, sin exagerar con odio, para que se pueda entender y comprender mejor qué y cómo predican y enseñan los nuestros.

18] Primero, enseñan entre nosotros sobre aquellos que contraen matrimonio, que es lícito para todos los que no son aptos para el estado célibe casarse, porque los votos no pueden anular la orden y el mandamiento de Dios. Ahora bien, el mandamiento de Dios dice así en 1 Cor. 7, 2:

19] “Por causa de la fornicación, tenga cada uno su propia esposa, y cada una tenga su propio marido.”

20] A esto no solo obliga y empuja el mandamiento de Dios, sino también la creación y la orden de Dios, todos aquellos que no han recibido el don de la virginidad por una obra especial de Dios, según la declaración de Dios mismo en Gén. 2, 18: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él.”

22] ¿Qué se puede oponer a esto? Que se alabe el voto y la obligación tanto como se quiera, se le exalte lo más alto posible, aún así no se puede forzar a que el mandamiento de Dios sea anulado.

23] Los doctores dicen que los votos, incluso contra el derecho papal, no son vinculantes; ¡cuánto menos deberían obligar, tener lugar y fuerza contra el mandamiento de Dios!

24] Si las obligaciones de los votos no tuvieran otras razones para ser anuladas, entonces los papas tampoco habrían dispensado de ellos ni permitido su anulación. Pues no es propio del hombre romper una obligación que surge de los derechos divinos.

25] Por eso los papas han considerado que en esta obligación debe aplicarse equidad, y han dispensado frecuentemente de los votos, como con un rey de Aragón y muchos otros.

26] Si se ha dispensado por la conservación de cosas temporales, con más razón se debe dispensar por la necesidad de las almas.

27] Además, ¿por qué los adversarios insisten tanto en que se deben mantener los votos, y no consideran primero si el voto tiene su naturaleza? Pues el voto debe ser en cosas posibles, voluntarias y no forzadas.

28] Pero cómo está en el poder y capacidad del hombre mantener la castidad perpetua, se sabe bien;

29] también son pocos los hombres y mujeres que han hecho votos monásticos de forma voluntaria y bien pensada. Antes de llegar al juicio adecuado, se les persuade a hacer votos monásticos; a veces también se les obliga y fuerza a ello.

30] Por lo tanto, no es justo disputar tan rígida y duramente sobre la obligación de los votos, considerando que todos admiten que es contra la naturaleza y el carácter del voto que no se haga de forma voluntaria y bien pensada.

31] Algunos cánones y derechos papales anulan los votos hechos antes de los quince años. Pues consideran que antes de esa edad no hay suficiente entendimiento para decidir sobre la ordenación de toda la vida.

32] Otro canon concede aún más años a la debilidad humana; pues prohíbe hacer votos monásticos antes de los dieciocho años.

33] De esto se sigue que la mayoría tiene excusa y razones para dejar los monasterios; pues la mayoría de ellos ingresaron en la infancia, antes de estos años.

34] Finalmente, aunque se pudiera reprochar la violación del voto monástico, no seguiría inmediatamente que se deban disolver tales matrimonios.

35] Pues San Agustín dice en 27. quaest., 1. cap., Nuptiarum, que no se deben disolver tales matrimonios. Ahora bien, San Agustín no tiene poco respeto en la iglesia cristiana, aunque algunos después hayan opinado de otra manera.

36] Aunque el mandamiento de Dios sobre el estado matrimonial ha liberado a muchos de los votos monásticos, nuestros aún presentan más razones por las cuales los votos monásticos son nulos y no vinculantes. Pues todo culto de Dios instituido y elegido por los hombres sin el mandamiento y orden de Dios, para obtener justicia y gracia de Dios, es impío, contrario a Dios, al evangelio y al mandato de Dios; como dice Cristo mismo en Mateo 15, 9: “En vano me honran enseñando doctrinas de hombres.”

37] San Pablo también enseña en todas partes que la justicia no debe buscarse en nuestras observancias y cultos inventados por los hombres, sino que la justicia y la piedad ante Dios provienen de la fe y la confianza, de que creemos que Dios nos acepta en gracia por su único Hijo, Cristo.

38] Es evidente que los monjes han enseñado y predicado que la religiosidad inventada satisface por el pecado y obtiene la gracia y la justicia de Dios. ¿Qué es esto sino disminuir la gloria y alabanza de la gracia de Cristo y negar la justicia por la fe?

39] Por lo tanto, se sigue que tales votos habituales han sido cultos impíos y falsos. Por eso también son nulos. Pues un voto impío, hecho contra el mandamiento de Dios, es nulo y no vinculante; como también enseñan los cánones,

40] que el juramento no debe ser un vínculo para el pecado.

41] San Pablo dice a los Gálatas en 5, 4: “Os desligasteis de Cristo, los que queréis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.”

42] Por lo tanto, también los que quieren ser justificados por los votos, se desligan de Cristo y caen de la gracia de Dios.

43] Pues estos mismos roban a Cristo su honor, que solo él justifica, y atribuyen tal honor a sus votos y vida monástica.

44] No se puede negar que los monjes han enseñado y predicado que se justifican y merecen la remisión de los pecados por sus votos y vida monástica; incluso han inventado y dicho cosas más absurdas, que prestan sus buenas obras a otros.

45] Si alguien quisiera exagerar todo esto sin respeto, ¡cuántas cosas podría recopilar de las que ahora los monjes mismos se avergüenzan y no quieren haber hecho!

46] Además, han persuadido a la gente de que los estados religiosos inventados son la perfección cristiana.

47] ¿No es esto alabar las obras, diciendo que por ellas se justifica uno?

48] Ahora bien, no es un escándalo menor en la iglesia cristiana que se presente al pueblo un culto inventado por los hombres sin el mandato de Dios y enseñar que tal culto hace a las personas piadosas y justas ante Dios. Pues la justicia por la fe, que se debe enseñar principalmente en la iglesia, se oscurece cuando se abren los ojos de la gente con esta extraña religiosidad de los ángeles y la falsa pretensión de pobreza, humildad y castidad.

49] Además, se oscurecen los mandamientos de Dios y el verdadero y correcto culto a Dios cuando la gente escucha que solo los monjes están en el estado de perfección. Pues la perfección cristiana es temer a Dios de corazón y con seriedad y tener una confianza y fe sincera, también tener la confianza de que por Cristo tenemos a Dios propicio y misericordioso, que podemos y debemos pedir a Dios lo que necesitamos, y esperar con certeza su ayuda en todas las tribulaciones según la vocación de cada uno; que también mientras tanto debemos diligentemente hacer buenas obras y atender a nuestra vocación.

50] En esto está la verdadera perfección y el verdadero culto a Dios, no en mendigar o en llevar una capa negra o gris, etc.

51] Pero la gente común concibe muchas opiniones perjudiciales del falso elogio de la vida monástica.

52] Cuando escuchan que se alaba sin medida el estado célibe, resulta que se sienten con una conciencia pesada en el estado matrimonial.

53] Pues cuando la gente común escucha que solo los mendigos deben ser perfectos, no pueden saber que pueden tener y manejar bienes sin pecado.

54] Cuando el pueblo escucha que no vengarse es solo un consejo, resulta que algunos piensan que no es pecado vengarse fuera del oficio.

55] Algunos piensan que la venganza no es apropiada para los cristianos, ni siquiera para la autoridad.

56] Se leen muchos ejemplos de personas que dejaron esposa e hijos, incluso su administración, y se retiraron a los monasterios.

57] Esto, dijeron, es huir del mundo y buscar una vida que agrada más a Dios que las otras vidas. Tampoco pudieron saber que debemos servir a Dios en los mandamientos que él ha dado, y no en los mandamientos inventados por los hombres.

58] Ahora bien, es un buen y perfecto estado de vida el que tiene el mandamiento de Dios; pero es un estado peligroso de vida el que no tiene el mandamiento de Dios.

59] Sobre estas cosas era necesario informar bien a la gente.

60] También Gerson en tiempos pasados reprobó el error de los monjes sobre la perfección y testificó que en sus tiempos esto era una nueva opinión, que la vida monástica debía ser un estado de perfección.

61] Muchas opiniones impías y errores se adhieren a los votos monásticos: que deben justificar y hacer piadoso ante Dios, que deben ser la perfección cristiana, que con ellos se cumplen tanto los consejos como los mandamientos del evangelio, que tienen las obras de supererogación.

62] Dado que todo esto es falso, vano e inventado, hace que los votos monásticos sean nulos y no vinculantes.

Traducción de la versión en latín

Artículo VI. De Votos Monasticos.

1] Lo que se enseña entre nosotros sobre los votos monásticos se entenderá mejor si se recuerda cuál era el estado de los monasterios y cuántas cosas contra los cánones se hacían diariamente en ellos.

2] En tiempos de Agustín eran colegios libres; más tarde, cuando se corrompió la disciplina, se añadieron votos en todas partes, como si con una cárcel inventada se pudiera restaurar la disciplina.

3] Gradualmente se añadieron muchas otras observancias a los votos.

4] Y estos vínculos se impusieron a muchos antes de la edad adecuada, contra los cánones.

5] Muchos cayeron en este modo de vida por error, y aunque no les faltaban años, carecían de juicio sobre sus propias fuerzas.

6] Aquellos así atrapados eran obligados a permanecer, aunque algunos pudieran ser liberados por el beneficio de los cánones.

7] Esto ocurría más en los monasterios de vírgenes que en los de monjes, cuando al sexo más débil se le debería haber mostrado más compasión.

8] Esta severidad desagradó a muchos buenos hombres antes de estos tiempos, que veían cómo se empujaba a niñas y adolescentes a los monasterios por el sustento. Veían cuán desgraciadamente resultaba este consejo, qué escándalos producía y qué lazos imponía a las conciencias.

9] Lamentaban que se ignorara y despreciara por completo la autoridad de los cánones en un asunto tan peligroso.

10] A estos males se añadía tal persuasión sobre los votos, que incluso entonces desagradaba a los mismos monjes, si eran un poco más sensatos.

11] Enseñaban que los votos eran iguales al bautismo; enseñaban que con esta forma de vida se merecía la remisión de los pecados y la justificación ante Dios.

12] Incluso añadían que la vida monástica no solo merecía justicia ante Dios, sino aún más, porque no solo se guardaban los mandamientos, sino también los consejos evangélicos.

13] Así persuadían que la profesión monástica era mucho mejor que el bautismo, que la vida monástica merecía más que la vida de los magistrados, la vida de los pastores y similares, que sirven a su vocación en los mandamientos de Dios sin religiones fabricadas.

14] Nada de esto puede negarse; pues existen en sus libros.

15] ¿Qué ocurría después en los monasterios? Antes eran escuelas de sagradas letras y otras disciplinas, útiles para la iglesia, y de allí se elegían pastores y obispos; ahora es otra cosa; no hay necesidad de recitar cosas conocidas.

16] Antes se reunían para aprender; ahora fingen que la forma de vida está instituida para merecer la gracia y la justicia, incluso predican que es un estado de perfección y lo prefieren mucho más a todas las otras formas de vida ordenadas por Dios.

17] Relatamos estas cosas no exagerándolas con odio, para que se entienda mejor la doctrina de los nuestros sobre este asunto.

18] Primero, sobre aquellos que contraen matrimonios, se enseña entre nosotros que es lícito para todos los que no son aptos para el celibato contraer matrimonio, porque los votos no pueden anular la ordenación y el mandamiento de Dios.

19] Este es el mandamiento de Dios en 1 Cor. 7, 2: Por causa de la fornicación, tenga cada uno

20] su propia esposa. No es solo un mandamiento, sino también la creación y ordenación de Dios, que obliga al matrimonio a aquellos que no están exceptuados por una obra especial de Dios, según aquello: No es bueno

21] que el hombre esté solo, Gén. 2, 18. Por lo tanto, no pecan aquellos que obedecen este mandamiento y ordenación de Dios.

22] ¿Qué se puede oponer a esto? Que alguien exagere la obligación del voto todo lo que quiera, sin embargo, no podrá hacer que el voto

23] anule el mandamiento de Dios. Los cánones enseñan que en todo voto se exceptúa el derecho del superior; ¡por tanto, mucho menos valen estos votos contra los mandamientos de Dios!

24] Si la obligación de los votos no tuviera razones para poder cambiarse, ni los pontífices romanos habrían dispensado. Pues no es lícito al hombre rescindir una obligación que es puramente de derecho

25] divino. Pero los pontífices romanos han juzgado prudentemente que debe aplicarse equidad en esta obligación; por eso se dice que han dispensado frecuentemente

26] de los votos. Es conocida la historia del rey de Aragón liberado del monasterio; y existen ejemplos de nuestro tiempo.

27] Además, ¿por qué exageran los adversarios la obligación o efecto del voto, cuando al mismo tiempo callan sobre la naturaleza del voto, que debe ser en algo posible, que debe ser voluntario, concebido

28] espontáneamente y con deliberación? ¿Pero cómo puede estar en el poder del hombre la castidad perpetua, no

29] es desconocido. ¿Y cuántos han hecho votos espontánea y deliberadamente? Se persuade a niñas y adolescentes, antes de que puedan juzgar, a hacer votos, a veces incluso se les obliga. Por tanto,

30] no es justo disputar tan rigurosamente sobre la obligación, cuando todos admiten que es contra la naturaleza del voto que no se haga espontáneamente y sin deliberación.

31] La mayoría de los cánones rescinden los votos hechos antes del año quince, porque antes de esa edad no parece haber suficiente juicio para decidir sobre la vida perpetua.

32] Otro canon, más indulgente con la debilidad humana, añade algunos años más; pues prohíbe hacer votos antes del año dieciocho.

33] ¿Pero cuál seguiremos? La mayoría tiene una excusa para abandonar los monasterios, porque la mayoría hizo votos antes de esta edad.

34] Finalmente, aunque se pudiera censurar la violación del voto, sin embargo, no parece que inmediatamente siga que los matrimonios de tales personas deban

35] disolverse. Pues Agustín niega que deban disolverse, 27. quaest., 1. cap., Nuptiarum; cuya autoridad no es ligera, aunque otros postes hayan pensado diferente (Agustín, De Bono Viduitatis: “Los matrimonios de los que hacen votos no deben disolverse”).

36] Aunque el mandamiento de Dios sobre el matrimonio parece liberar a muchos de los votos, sin embargo, nuestros también dan otra razón sobre los votos, que son nulos, porque todo culto de Dios instituido y elegido por los hombres sin mandato de Dios para merecer la justificación y la gracia es impío, como dice Cristo en Mateo 15, 9:

37] En vano me honran enseñando doctrinas de hombres. Y Pablo enseña en todas partes que la justicia no debe buscarse en nuestras observancias y cultos, que son inventados por los hombres, sino que ocurre a través de la fe en los que creen que son recibidos en gracia por Dios por causa de Cristo.

38] Es claro que los monjes enseñaron que las religiones fabricadas satisfacen por los pecados, merecen la gracia y la justificación. ¿Qué es esto sino quitar la gloria de Cristo y oscurecer y negar la justicia por la fe?

39] Se sigue, por lo tanto, que estos votos eran impíos

40] cultos, por lo que son nulos. Pues un voto impío y hecho contra los mandamientos de Dios no es válido; pues no debe ser el voto un vínculo de iniquidad, como dice el canon.

41] Pablo dice en Gálatas 5, 4: Os desligasteis de Cristo, los que queréis ser justificados por la ley; de la gracia

42] habéis caído. Por lo tanto, también los que quieren ser justificados por los votos, se desligan de Cristo y caen de la gracia.

43] Pues aquellos que atribuyen la justificación a los votos, atribuyen a sus propias obras lo que pertenece propiamente a la gloria de Cristo.

44] No se puede negar que los monjes enseñaron que por sus votos y observancias se justificaban y merecían la remisión de los pecados; incluso añadieron cosas más absurdas, diciendo

45] que prestaban sus obras a otros. Si alguien quisiera exagerar esto con odio, ¡cuántas cosas podría recoger, de las cuales ya los mismos monjes se avergüenzan!

46] Además, persuadieron a la gente de que las religiones fabricadas eran el estado de la perfección cristiana.

47] ¿No es esto atribuir la justificación a las obras?

48] No es un escándalo leve en la iglesia proponer al pueblo un culto inventado por los hombres sin mandato de Dios y enseñar que tal culto justifica a los hombres. Porque la justicia por la fe, que debe ser enseñada en la iglesia, se oscurece, cuando esas admirables religiones de los ángeles, la simulación de pobreza y humildad y celibato, se presentan ante los ojos de los hombres.

49] Además, se oscurecen los mandamientos de Dios y el verdadero culto de Dios, cuando los hombres oyen que solo los monjes están en estado de perfección, porque la perfección cristiana consiste en temer seriamente a Dios y concebir una gran fe y confiar en que, por Cristo, tenemos a Dios aplacado, pedir a Dios y esperar con certeza ayuda en todas las cosas según la vocación; mientras tanto, diligentemente hacer buenas

50] obras y servir a la vocación. En estas cosas está la verdadera perfección y el verdadero culto de Dios; no está en el celibato ni en la mendicidad ni en el vestido

51] sucio. El pueblo concibe muchas opiniones perniciosas de esos falsos elogios

52] de la vida monástica. Oye al celibato ser alabado sin medida: por eso, con ofensa de la conciencia, vive en el matrimonio.

53] Oye que solo los mendigos son perfectos: por eso, con ofensa de la conciencia, retiene posesiones y negocia.

54] Oye que el consejo evangélico es no vengarse: por eso, algunos en la vida privada no temen vengarse; pues oyen que es consejo,

55] no mandamiento. Otros juzgan que todos los magistrados y oficios civiles son indignos de los cristianos.

56] Se leen ejemplos de hombres que abandonando el matrimonio, abandonando la administración de la república, se retiraron a los monasterios. Esto

57] llamaban huir del mundo y buscar una forma de vida que agradara más a Dios; y no veían que se debe servir a Dios en esos mandamientos que él mismo ha dado, no en los mandamientos que

58] son inventados por los hombres. Buena y perfecta forma de vida es la que tiene el mandamiento de Dios.

59] Es necesario advertir a los hombres sobre estas cosas.

60] Y antes de estos tiempos, Gerson reprendió el error de los monjes sobre la perfección y testifica que en sus tiempos era una nueva opinión que la vida monástica es un estado de perfección.

61] Muchas opiniones impías están adheridas a los votos: que justifican, que son perfección cristiana, que guardan los consejos y mandamientos, que tienen obras de supererogación. Todo esto,

62] siendo falso e inútil, hace nulos los votos.