V. Sobre el Bautismo.

1] El bautismo no es otra cosa que la Palabra de Dios en el agua, ordenada por su institución, o como dice San Pablo en Efesios 5: “lavacro en la palabra”; como también dice Agustín: “Accede la palabra al elemento, y se hace el sacramento.”

2] Y por eso no estamos de acuerdo con Tomás [de Aquino] y los monjes predicadores, que olvidan la Palabra (la institución de Dios) y dicen que Dios ha puesto una fuerza espiritual en el agua, la cual lava el pecado a través del agua;

3] tampoco con Escoto y los monjes descalzos, que enseñan que el bautismo lava el pecado por la asistencia de la voluntad divina, de modo que esta ablución se realiza solo por la voluntad de Dios, y no por la Palabra o el agua.

4] Sobre el bautismo de los niños sostenemos que se debe bautizar a los niños; porque ellos también pertenecen a la redención prometida, realizada por Cristo, y la Iglesia debe darles el [bautismo].