Artículo III. Sobre Fundaciones y Monasterios.
1] Que las fundaciones y monasterios, anteriormente establecidos con buenas intenciones, para educar a personas instruidas y mujeres virtuosas, deben ser reorganizados para tal uso, de manera que se puedan tener párrocos, predicadores y otros servidores de la iglesia, así como personas necesarias para el gobierno secular en ciudades y países, y también jóvenes bien educadas como madres de familia y amas de casa, etc.
2] Si no quieren servir para esto, es mejor dejarlos abandonados o derribarlos, antes que mantenerlos con su servicio blasfemo a Dios, inventado por los hombres, como si fuera algo mejor que el estado común de los cristianos y los oficios y órdenes instituidos por Dios. Porque todo esto también va contra el primer artículo principal sobre la redención en Jesucristo. Además, como todas las demás invenciones humanas, no están mandados, no son necesarios, no son útiles y, además, crean un esfuerzo peligroso e inútil, como los profetas llaman a tales servicios a Dios, "aven", es decir, esfuerzo inútil.