Bautismo Infantil
47] Aquí llegamos a una cuestión con la que el diablo confunde al mundo a través de sus sectas, la cuestión del bautismo infantil. ¿Creen también los niños, y es correcto bautizarlos?
48] A esto respondemos brevemente: Que los simples desechen esta pregunta de sus mentes y la remitan a los eruditos. Pero si deseas responder, entonces di:
49] Que el bautismo de los niños agrada a Cristo queda suficientemente demostrado por su propia obra. Dios ha santificado a muchos que han sido así bautizados y les ha dado el Espíritu Santo. Aún hoy no son pocos aquellos cuya doctrina y vida atestiguan que tienen el Espíritu Santo. Igualmente por la gracia de Dios se nos ha dado el poder de interpretar las Escrituras y conocer a Cristo, lo cual es imposible sin el Espíritu Santo.
50] Ahora bien, si Dios no aceptara el Bautismo de los niños, no habría dado a ninguno de ellos el Espíritu Santo ni parte alguna de él; en resumen, en todo este tiempo hasta el día de hoy ningún hombre sobre la tierra podría haber sido cristiano. Puesto que Dios ha confirmado el Bautismo mediante el don de su Espíritu Santo, como hemos percibido en algunos de los Padres, como San Bernardo, Gerson, Juan Hus y otros, y puesto que la santa Iglesia cristiana permanecerá hasta el fin del mundo, nuestros adversarios deben reconocer que el Bautismo de niños es agradable a Dios. Porque Él nunca puede estar en conflicto consigo mismo, apoyar la mentira y la maldad, o dar su gracia y Espíritu para tales fines.
51] Esta es la mejor y más fuerte prueba para los simples e ignorantes. Porque nadie puede quitarnos o invalidar este artículo: "Creo en una santa Iglesia cristiana, en la comunión de los santos", etc.
52] Además, no nos preocupa principalmente si la persona bautizada cree o no, ya que en este último caso el Bautismo no se invalida.
53] Todo depende de la Palabra y del mandamiento de Dios. Esto, tal vez, es un punto bastante sutil, pero se basa en lo que ya he dicho, que el Bautismo es simplemente agua y la Palabra de Dios en y entre sí; es decir, cuando la Palabra acompaña al agua, el Bautismo es válido, aunque falte la fe. Pues mi fe no constituye el Bautismo, sino que lo recibe. El Bautismo no se invalida aunque se reciba o se use mal, porque no está vinculado a nuestra fe, sino a la Palabra.
54] Aunque un judío viniera hoy con engaño y mal propósito, y nosotros lo bautizáramos con toda buena fe, tendríamos que admitir que su bautismo fue válido. Porque habría agua junto con la Palabra de Dios, aunque él no la recibiera debidamente. Del mismo modo, los que participan indignamente de la Cena del Señor reciben el verdadero sacramento aunque no crean.
55] Así que ya ves que la objeción de los sectarios es absurda. Como hemos dicho, aunque los niños no creyeran -lo que, sin embargo, no es el caso, como hemos demostrado-, su bautismo sería válido y nadie debería rebautizarlos. Del mismo modo, el Sacramento del Altar no está viciado si alguien se acerca a él con un mal propósito, y no se le permitiría a causa de ese abuso tomarlo de nuevo en la misma hora, como si no hubiera recibido realmente el sacramento la primera vez. Eso sería blasfemar y profanar el sacramento de la peor manera. ¿Cómo nos atrevemos a pensar que la Palabra y la ordenanza de Dios deben ser erróneas e inválidas porque las usamos mal?
56] Por lo tanto, digo, si no creísteis antes, creed después y confesad: "El Bautismo en verdad fue correcto, pero desgraciadamente no lo recibí correctamente." Yo mismo, y todos los que se bautizan, debemos decir ante Dios: "Vengo aquí en mi fe, y en la fe de los demás, sin embargo no puedo construir sobre el hecho de que creo y mucha gente reza por mí. Sobre esto construyo, que es tu Palabra y mandato". Del mismo modo, acudo al Sacramento del Altar no con la fuerza de mi propia fe, sino con la fuerza de la Palabra de Cristo. Puedo ser fuerte o débil; lo dejo en manos de Dios. Sin embargo, sé que me ha mandado ir, comer, beber, etc., y que me da su cuerpo y su sangre; no me mentirá ni me engañará.
57] Lo mismo hacemos en el Bautismo de niños. Traemos al niño con el propósito y la esperanza de que crea, y rogamos a Dios que le conceda la fe. Pero no lo bautizamos por eso, sino únicamente por mandato de Dios. ¿Por qué? Porque sabemos que Dios no miente. Mi vecino y yo -en resumen, todos los hombres- podemos equivocarnos y engañar, pero la Palabra de Dios no puede equivocarse.
58] Por tanto, sólo los presuntuosos y los estúpidos sacan la conclusión de que donde no hay verdadera fe, tampoco puede haber verdadero Bautismo. Del mismo modo podría argumentar: "Si no tengo fe, entonces Cristo no es nada". O también: "Si no soy obediente, entonces padre, madre y magistrados no son nada". ¿Es correcto concluir que cuando alguien no hace lo que debe, la cosa de la que hace mal uso no tiene existencia ni valor?
59] Amigo mío, más bien invierte el argumento y concluye: Precisamente porque el Bautismo ha sido recibido erróneamente, tiene existencia y valor. Dice el refrán: "Abusus non tollit, sed confirmat substantiam", es decir: "El mal uso no destruye la sustancia, sino que confirma su existencia". El oro no deja de ser oro si una ramera lo lleva en el pecado y la vergüenza.
60] Concluyamos, pues, que el Bautismo sigue siendo siempre válido y conserva su integridad, aunque se bautizara una sola persona y ésta, además, no tuviera verdadera fe. Pues la ordenanza y la Palabra de Dios no pueden ser cambiadas ni alteradas por el hombre.
61] Pero estos fanáticos están tan cegados que no disciernen la Palabra y el mandamiento de Dios. Consideran el bautismo sólo como agua en el arroyo o en la olla, y a los magistrados sólo como personas ordinarias. Y como no ven ni fe ni obediencia, concluyen que estas ordenanzas son en sí mismas inválidas.
62] Aquí acecha un diablo taimado y sedicioso que querría arrebatar la corona a los gobernantes y pisotearla y, además, pervertiría y anularía toda la obra y las ordenanzas de Dios.
63] Por tanto, debemos estar vigilantes y bien armados y no dejarnos desviar de la Palabra, considerando el Bautismo como un mero signo vacío, como sueñan los fanáticos.
64] Por último, debemos saber qué significa el Bautismo y por qué Dios ordenó precisamente este signo y observancia externa para el sacramento por el que somos recibidos por primera vez en la Iglesia cristiana.
65] Este acto u observancia consiste en sumergirse en el agua, que nos cubre por completo, y volver a salir de ella. Estas dos partes, sumergirse en el agua y salir de ella, indican el poder y el efecto del Bautismo, que no es más que la muerte del viejo Adán y la resurrección del hombre nuevo, acciones ambas que deben continuar en nosotros durante toda la vida. Así pues, la vida cristiana no es otra cosa que un bautismo cotidiano, comenzado una vez y continuado siempre. En efecto, hay que continuar sin cesar, purgando siempre lo que pertenece al viejo Adán, para que surja lo que pertenece al hombre nuevo.
66] ¿Qué es el hombre viejo? Es lo que nace en nosotros de Adán, irascible, rencoroso, envidioso, incasto, avaro, perezoso, orgulloso, sí, e incrédulo; está acosado por todos los vicios y por naturaleza no tiene nada bueno en él.
67] Ahora bien, cuando entramos en el reino de Cristo, esta corrupción debe disminuir diariamente, de modo que cuanto más vivamos, más amables, pacientes y mansos seremos, y más libres estaremos de la codicia, el odio, la envidia y el orgullo.
68] Este es el uso correcto del bautismo entre los cristianos, significado por bautizar con agua. Donde no se produce esta enmienda de vida, sino que se da rienda suelta al hombre viejo y éste se fortalece continuamente, el Bautismo no se usa, sino que se resiste.
69] Los que están fuera de Cristo sólo pueden empeorar día a día. Es como dice el proverbio con mucha verdad: "El mal sin control se vuelve cada vez peor".
70] Si hace un año un hombre era orgulloso y avaricioso, este año lo es mucho más. Así, el vicio crece y aumenta en él desde su juventud. Un niño pequeño, que no tiene ningún vicio en particular, se vuelve vicioso e incasto a medida que crece. Cuando llega a la madurez, los verdaderos vicios se hacen más y más potentes día a día.
71] Por tanto, el hombre viejo sigue sin freno las inclinaciones de su naturaleza si no es refrenado y suprimido por el poder del Bautismo. En cambio, cuando nos convertimos en cristianos, el hombre viejo disminuye cada día hasta que finalmente es destruido. Esto es lo que significa sumergirse en el Bautismo y volver a salir cada día.
72] Así, el signo externo ha sido designado no sólo por lo que confiere, sino también por lo que significa.
73] Donde la fe está presente con sus frutos, allí el Bautismo no es un símbolo vacío, sino que el efecto lo acompaña; pero donde falta la fe, permanece como un mero signo infructuoso.
74] Aquí se ve que el Bautismo, tanto por su poder como por su significación, comprende también el tercer sacramento, antes llamado Penitencia, que en realidad no es otra cosa que el Bautismo.
75] ¿Qué es el arrepentimiento sino un ataque sincero al hombre viejo y una entrada en una vida nueva? Por tanto, si vives en el arrepentimiento, caminas en el Bautismo, que no sólo anuncia esta vida nueva, sino que también la produce, la inicia y la promueve.
76] En el Bautismo se nos da la gracia, el Espíritu y el poder de suprimir al hombre viejo para que el nuevo pueda surgir y crecer fuerte.
77] Por eso el Bautismo permanece para siempre. Aunque caigamos de él y pequemos, sin embargo siempre tenemos acceso a él para poder someter de nuevo al hombre viejo.
78] Pero no es necesario que el agua se derrame de nuevo sobre nosotros. Aunque nos sumergieran en el agua cien veces, sería un solo Bautismo, y el efecto y el significado del Bautismo continuarían y permanecerían.
79] El arrepentimiento, por tanto, no es otra cosa que un retorno y acercamiento al Bautismo, para reanudar y practicar lo que antes se había comenzado pero se había abandonado.
80] Digo esto para corregir la opinión, que ha prevalecido durante mucho tiempo entre nosotros, de que nuestro Bautismo es algo pasado que ya no podemos usar después de caer de nuevo en el pecado. Tenemos tal idea porque consideramos el Bautismo sólo a la luz de una obra realizada de una vez para siempre.
81] De hecho, San Jerónimo es responsable de este punto de vista, pues escribió: "El arrepentimiento es el segundo tablón en el que debemos nadar hasta la orilla después de los fundadores del barco" en el que nos embarcamos cuando entramos en la Iglesia cristiana.
82] Esta interpretación priva al Bautismo de su valor, haciéndolo inútil para nosotros. Por lo tanto, la afirmación es incorrecta. El barco no naufraga ya que, como hemos dicho, es una ordenanza de Dios y no una obra nuestra. Pero ocurre que resbalamos y nos caemos del barco. Si alguien se cae, debe dirigirse inmediatamente a la nave y aferrarse a ella hasta que pueda subir a bordo de nuevo y navegar en ella como lo había hecho antes.
83] Así vemos qué cosa tan grande y excelente es el Bautismo, que nos arrebata de las fauces del demonio y hace nuestro a Dios, vence y quita el pecado y fortalece diariamente al hombre nuevo, permanece siempre hasta que pasamos de esta miseria presente a la gloria eterna.
84] Por tanto, que cada uno considere su Bautismo como la vestidura diaria que ha de llevar siempre. Cada día debe encontrarse en la fe y entre sus frutos, cada día debe suprimir al hombre viejo y crecer en el nuevo.
85] Si queremos ser cristianos, debemos practicar el trabajo que nos hace cristianos.
86] Pero si alguien se aparta de su Bautismo, que vuelva a él. Como Cristo, propiciatorio, no se aparta de nosotros ni nos prohíbe volver a él aunque pequemos, así permanecen todos sus tesoros y dones. Como hemos obtenido una vez el perdón de los pecados en el Bautismo, así el perdón permanece día a día mientras vivamos, es decir, mientras llevemos el viejo Adán al cuello.