Traducción de la versión en alemán

Artículo XXIV. Sobre la Misa.

1] Se acusa injustamente a los nuestros de haber abolido la misa.

2] Porque es público que la misa, sin jactancia, se celebra entre nosotros con mayor devoción y solemnidad que entre los adversarios.

Además, se instruye al pueblo con el mayor celo sobre el santísimo sacramento, para qué ha sido instituido y cómo debe ser usado, es decir, para consolar las conciencias atemorizadas, y así el pueblo es atraído a la comunión y a la misa. También se da instrucción contra otras doctrinas erróneas sobre el sacramento.

3] En las ceremonias públicas de la misa no ha habido ningún cambio notable, excepto que en algunos lugares se cantan himnos en alemán (para enseñar y ejercitar al pueblo) junto con el canto en latín, ya que todas las ceremonias principalmente deben servir para enseñar al pueblo lo que necesita saber sobre Cristo.

4] Pero como la misa ha sido antes de esta época abusada de muchas maneras, al punto de convertirse en un mercado, donde se compraba y vendía, y la mayoría de las misas en todas las iglesias se celebraban por dinero, este abuso ha sido denunciado muchas veces incluso antes de esta época por hombres piadosos y eruditos.

5] Así, cuando los predicadores entre nosotros predicaron sobre esto y recordaron a los sacerdotes la terrible amenaza (que debería mover a todo cristiano), que quien usa el sacramento indignamente es culpable del cuerpo y la sangre de Cristo,

6] entonces estas misas votivas compradas y privadas (que hasta ahora se mantenían por obligación de dinero y prebendas) han cesado en nuestras iglesias.

7] Además, se ha corregido el horrible error de que se enseñaba que nuestro Señor Cristo había satisfecho solo por el pecado original con su muerte y que la misa fue instituida como un sacrificio para otros pecados,

8] y así la misa se convirtió en un sacrificio por los vivos y los muertos, para quitar los pecados y reconciliar a Dios.

9] De esto surgió la disputa sobre si una misa celebrada para muchos ganaba tanto como si se celebrara una misa especial para cada uno. De ahí provino la gran e innumerable cantidad de misas, donde se pensaba obtener de Dios todas las cosas necesarias con esta obra, y la fe en Cristo y el verdadero culto a Dios fueron olvidados.

10] Por eso, se ha dado instrucción sobre cómo usar correctamente el sacramento sin duda alguna.

11] Primero, que no hay sacrificio por el pecado original y otros pecados sino solo la muerte de Cristo, como muestra la Escritura en muchos lugares.

12] Pues así está escrito en Hebreos 10, 10 que Cristo se ofreció una vez y así hizo suficiente para todos los pecados.

Es una novedad inaudita en la iglesia enseñar que la muerte de Cristo debería haber satisfecho solo por el pecado original y no también por los demás pecados; por lo tanto, esperamos que todos entiendan que tal error no ha sido castigado injustamente.

13] Segundo, San Pablo enseña que obtenemos la gracia de Dios por la fe y no por obras.

14] En contra de esto está claramente el abuso de la misa, donde se pensaba que se obtenía gracia por esta obra, como se sabe, que la misa se usaba para quitar el pecado y obtener la gracia y todos los bienes de Dios, no solo para el sacerdote, sino también para toda la iglesia y otros, vivos y muertos.

15] Tercero, el santísimo sacramento no ha sido instituido para que se haga un sacrificio por el pecado (pues el sacrificio ya ha ocurrido), sino para que nuestra fe sea despertada y las conciencias consoladas, las cuales son recordadas por el sacramento que se les promete gracia y perdón de los pecados por Cristo. Por lo tanto, este sacramento requiere fe y se usa en vano sin fe.

16] Dado que la misa no es un sacrificio por otros, vivos o muertos, para quitar sus pecados, sino que debe ser una comunión donde el sacerdote y otros reciben el sacramento para sí mismos, esta práctica se mantiene entre nosotros, que en los días festivos, y también en otros momentos, cuando hay comulgantes, se celebra la misa y algunos que lo desean reciben la comunión.

17] Así, la misa se mantiene entre nosotros en su uso correcto, como se celebraba antiguamente en la iglesia, como se puede probar por San Pablo en 1 Corintios 11:33, y también por muchos escritos de los Padres.

18] Porque Crisóstomo dice cómo el sacerdote está de pie todos los días y llama a algunos a la comunión y prohíbe a otros acercarse.

19] También muestran los antiguos cánones que uno celebraba el oficio y los otros sacerdotes y diáconos comulgaban.

20] Porque así están las palabras en el canon de Nicea: “Los diáconos deben recibir el sacramento en orden después de los sacerdotes, del obispo o del sacerdote.”

21] Dado que no se ha introducido ninguna novedad aquí que no haya existido antes en la iglesia;

22] y que no se ha hecho ningún cambio notable en las ceremonias públicas de la misa, excepto que las demás misas innecesarias, celebradas por abuso junto con la misa parroquial, han cesado; por consiguiente esta forma de celebrar la misa no debe ser condenada injustamente como herética y anticristiana.

Porque antiguamente, incluso en las grandes iglesias donde había mucha gente, y en los días en que se reunía el pueblo, no se celebraba misa diariamente, como muestra la Historia Tripartita, libro 9, que en Alejandría los miércoles y viernes se leía y se exponía la Escritura y se celebraban todos los servicios sin la misa.

Traducción de la versión en latín

Artículo III. Sobre la Misa

1] Falsamente se acusa a nuestras iglesias de abolir la misa. La misa se retiene y se celebra con la mayor reverencia entre nosotros.

2] Se observan casi todas las ceremonias usuales, excepto que en algunos lugares se añaden cantos en alemán a los latinos, para instruir al pueblo.

3] Pues el propósito de las ceremonias es enseñar a los ignorantes.

4] Y no solo Pablo en 1 Corintios 14:2 y siguientes, ordena usar una lengua que el pueblo entienda en la iglesia, sino que también así lo dispone la ley humana.

5] El pueblo está acostumbrado a participar juntos en el sacramento, si hay quienes son idóneos; esto también aumenta la reverencia y la religión de las ceremonias públicas.

6] No se admite a nadie sin previa exploración.

7] Se exhorta también a las personas sobre la dignidad y el uso del sacramento, cuánto consuelo aporta a las conciencias temerosas, para que aprendan a confiar en Dios y esperar y pedir todos los bienes a Dios.

8] Este culto agrada a Dios, y tal uso del sacramento alimenta la piedad hacia Dios.

9] Por lo tanto, no parece que las misas se celebren con mayor religiosidad entre los adversarios que entre nosotros.

10] Además, ha sido una queja pública y la más grande de todas las personas buenas durante mucho tiempo, que las misas se han profanado vergonzosamente, convertidas en una fuente de ganancia.

11] No es desconocido cuán extendido está este abuso en todos los templos, donde las misas se celebran solo por la paga o el estipendio, lo cual muchos realizan contra la prohibición de los cánones.

12] Pero Pablo amenaza severamente a aquellos que tratan indignamente la Eucaristía, cuando dice en 1 Corintios 11:27, “El que come este pan o bebe este cáliz del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.”

13] Por lo tanto, cuando se advirtió a los sacerdotes entre nosotros sobre este pecado, cesaron las misas privadas, ya que casi todas las misas privadas se celebraban por motivos de lucro.

14] Los obispos no ignoraban estos abusos; si los hubieran corregido a tiempo, ahora habría menos disensiones. Anteriormente, permitieron que muchos vicios se infiltraran en la iglesia con su disimulo.

15] Ahora empiezan tarde a lamentarse por las calamidades de la iglesia, aunque esta conmoción no surgió de otra fuente que de esos abusos, que eran tan evidentes que ya no podían ser tolerados.

16] Ha habido grandes disensiones sobre la misa y el sacramento.

17] Tal vez el mundo está pagando por la profanación prolongada de las misas, que los tolerantes debieron corregir. Pues en el Decálogo, Ex. 20:7, está escrito: “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.”

18] Pero desde el principio del mundo, ninguna cosa divina parece haber sido tan convertida en ganancia como la misa.

19] A esto se agregó la opinión que multiplicó las misas privadas hasta el infinito, a saber, que Cristo con su pasión satisfizo por el pecado original, e instituyó la misa, en la cual se hiciera una ofrenda por los pecados diarios, mortales y veniales.

20] De aquí surgió la opinión pública de que la misa es una obra que borra los pecados de los vivos y los muertos por la obra misma. Así comenzó a discutirse si una misa dicha por muchos valía tanto como muchas misas por cada uno.

21] Esta disputa dio lugar a la multitud infinita de misas.

22] Sobre estas opiniones, nuestros enseñaron que disienten de las Sagradas Escrituras y dañan la gloria de la pasión de Cristo. Pues la pasión de Cristo fue una ofrenda y satisfacción no solo por el pecado original, sino también por todos los demás pecados, como está escrito en Hebreos 10:10, “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.” Y también en Hebreos 10:14, “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.”

23] También, la Escritura nos enseña que somos justificados ante Dios por la fe en Cristo, cuando creemos que nuestros pecados son perdonados por Cristo.

24] Ahora, si la misa borra los pecados de los vivos y los muertos por la obra realizada, la justificación resulta de la obra de las misas, no de la fe, lo cual la Escritura no admite.

25] Pero Cristo manda hacer esto en memoria suya, Lucas 22:19, Por lo tanto, la misa fue instituida para que la fe en aquellos que usan el sacramento recuerde los beneficios que reciben por Cristo, y consuele a las conciencias temerosas. Pues eso es recordar a Cristo, recordar sus beneficios y sentir que realmente se nos dan.

26] No basta con recordar la historia, porque también los judíos y los impíos pueden recordar eso.

27] Por lo tanto, la misa debe hacerse para que el sacramento se administre a aquellos que necesitan consuelo, como dice Ambrosio: “Porque siempre peco, siempre debo tomar la medicina.”

28] Y como la misa es tal comunión del sacramento, se conserva entre nosotros una misa común todos los días festivos y también otros días si alguien quiere usar el sacramento, donde se administra el sacramento a aquellos que lo solicitan.

29] Y esta costumbre no es nueva en la iglesia. Pues los antiguos antes de Gregorio no mencionan la misa privada; hablan mucho de la misa común. Crisóstomo dice: “El sacerdote está de pie diariamente en el altar y llama a algunos a la comunión y prohíbe a otros acercarse.”

30] Y de los antiguos cánones se desprende que uno celebraba la misa, de quien los demás presbíteros y diáconos recibían el cuerpo del Señor. Pues así son las palabras del canon de Nicea: “Los diáconos deben recibir la sagrada comunión en orden después de los presbíteros del obispo o del presbítero.”

31] Y Pablo en 1 Corintios 11:33 ordena sobre la comunión que unos esperen a los otros, para que haya una participación común.

32] Dado que la misa entre nosotros tiene el ejemplo de la iglesia, de las Escrituras y de los Padres, confiamos en que no puede ser desaprobada, especialmente cuando se observan las ceremonias públicas en gran parte similares a las usuales. Solo el número de misas es diferente, que ciertamente sería beneficioso moderar debido a los grandes y manifiestos abusos.

33] Pues antiguamente, incluso en las iglesias más frecuentadas, no se celebraba misa diariamente, como testifica la Historia Tripartita, libro 9, capítulo 38: “Además, en Alejandría, los miércoles y viernes se leen y explican las Escrituras, y se realizan todos los servicios excepto el solemne rito de la ofrenda.”

34] De este modo, hemos mantenido la práctica de la misa en una forma que es fiel a la tradición apostólica y patrística, asegurándonos de que sea una verdadera comunión para el consuelo y la edificación del pueblo de Dios.

35] Las reformas que hemos implementado no son innovaciones arbitrarias, sino una restauración de la práctica antigua y bíblica de la misa, eliminando los abusos que habían surgido con el tiempo.

36] Es importante enfatizar que, aunque hemos reducido el número de misas privadas y comerciales, hemos mantenido y fomentado la celebración de la misa en comunidad, asegurándonos de que todos los fieles tengan la oportunidad de participar en la comunión del cuerpo y la sangre de Cristo.

37] Esta forma de celebración promueve una mayor participación y comprensión del sacramento, recordando a los fieles el sacrificio de Cristo y fortaleciendo su fe.

38] Además, hemos instruido al pueblo sobre la verdadera naturaleza y propósito de la misa, asegurando que comprendan que no se trata de un sacrificio repetido por los pecados, sino de una conmemoración del único y suficiente sacrificio de Cristo.

39] Esta enseñanza ha traído gran consuelo a las conciencias temerosas, permitiéndoles acercarse al sacramento con fe y confianza en el perdón de los pecados y la gracia de Dios.

40] Confiamos en que, al entender estas reformas y su fundamento en las Escrituras y la tradición de la iglesia, Su Majestad Imperial y todos los que examinen nuestras prácticas reconocerán su validez y necesidad.

41] Estas reformas no buscan dividir la iglesia, sino purificar su práctica y fortalecer la fe de los creyentes, asegurando que el sacramento de la misa sea celebrado con la reverencia y devoción que merece.

42] Por lo tanto, pedimos que se permita que nuestras iglesias continúen en esta senda de reforma y renovación, para el bien de todas las almas y la proclamación fiel del Evangelio de Jesucristo.

43] Al considerar estas razones y la base bíblica e histórica de nuestras prácticas, esperamos que se reconozca la importancia de estas reformas y se apoye su continuación en nuestras iglesias sin impedimentos ni persecuciones.