La Primera Petición

35] "Santificado sea tu nombre".

36] Esto es un poco oscuro, como no es alemán idiomático. En nuestra lengua materna diríamos: "Padre celestial, haz que sólo tu nombre sea santo".

37] Pero, ¿qué es orar para que su nombre se santifique? ¿No es ya santo? Respuesta: Sí, en sí mismo es santo, pero no el uso que hacemos de él. El nombre de Dios nos fue dado cuando nos hicimos cristianos en el Bautismo, y por eso somos llamados hijos de Dios y gozamos de los sacramentos, por medio de los cuales Él nos incorpora de tal modo a sí mismo que todo lo que es de Dios debe servir para nuestro uso.

38] Por eso, debemos darnos cuenta de que estamos bajo la gran necesidad de honrar debidamente su nombre y de mantenerlo santo y sagrado, considerándolo como el mayor tesoro y la cosa más sagrada que tenemos, y rezando, como buenos hijos, para que su nombre, que ya es santo en el cielo, también sea mantenido santo en la tierra por nosotros y por todo el mundo.

39] ¿Cómo se santifica entre nosotros? La respuesta más sencilla es: Cuando tanto nuestra enseñanza como nuestra vida son piadosas y cristianas. Puesto que en esta oración llamamos a Dios nuestro Padre, es nuestro deber comportarnos en todos los sentidos como buenos hijos para que reciba de nosotros no vergüenza, sino honor y alabanza.

40] Ahora bien, el nombre de Dios es profanado por nosotros ya sea con palabras o con hechos; todo lo que hacemos en la tierra puede clasificarse como palabra o hecho, discurso o acto.

41] En primer lugar, entonces, es profanado cuando los hombres predican, enseñan y hablan en el nombre de Dios cualquier cosa que es falsa y engañosa, usando su nombre para encubrir mentiras y hacerlas aceptables; esta es la peor profanación y deshonra del nombre divino.

42] Del mismo modo, cuando los hombres abusan groseramente del nombre divino como un manto para su vergüenza, jurando, maldiciendo, conjurando, etc.

43] En el siguiente lugar, también es profanado por una vida abiertamente mala y por obras perversas, cuando los que se llaman cristianos y pueblo de Dios son adúlteros, borrachos, glotones, celosos y calumniadores. Aquí también el nombre de Dios debe ser profanado y blasfemado por nuestra culpa.

44] Así como es una vergüenza y una desgracia para un padre terrenal tener un hijo malo y revoltoso que lo antagoniza de palabra y de obra con el resultado de que por su causa el padre sufre escarnio y reproche, así Dios es deshonrado si nosotros que somos llamados por su nombre y gozamos de sus múltiples bendiciones no enseñamos, hablamos y vivimos como hijos piadosos y celestiales con el resultado de que él tiene que oír que no somos llamados hijos de Dios sino hijos del diablo.

45] Así pues, en esta petición pedimos exactamente lo mismo que Dios exige en el Segundo Mandamiento: que su nombre no sea tomado en vano jurando, maldiciendo, engañando, etc., sino que sea usado rectamente para alabanza y gloria de Dios. Quien usa el nombre de Dios para cualquier tipo de mal profana y profana este santo nombre, como en el pasado se decía que una iglesia estaba profanada cuando se cometía en ella un asesinato o cualquier otro crimen, o cuando se profanaba una custodia o una reliquia, convirtiendo así en profano por mal uso lo que es santo en sí mismo.

46] Esta petición, pues, es sencilla y clara en cuanto entendemos el lenguaje, a saber, que "santificar" significa lo mismo que en nuestro modismo "alabar, ensalzar y honrar" de palabra y obra.

47] Vean, pues, qué gran necesidad hay de este tipo de oración. Puesto que vemos que el mundo está lleno de sectas y falsos maestros, todos los cuales usan el santo nombre como manto y garantía de su doctrina diabólica, debemos clamar constantemente contra todos los que predican y creen falsamente y contra los que atacan y persiguen nuestro Evangelio y la doctrina pura y tratan de suprimirla, como hacen los obispos, los tiranos, los fanáticos y otros. Del mismo modo, esta petición es para nosotros mismos que tenemos la Palabra de Dios pero somos ingratos por ella y no vivimos de acuerdo con ella como deberíamos.

48] Si rezas la petición de todo corazón, puedes estar seguro de que Dios se complace. Porque no hay nada que Él prefiera oír que su gloria y alabanza sean exaltadas por encima de todo lo demás, y que su Palabra sea enseñada en su pureza, apreciada y atesorada.