VII. Sobre las llaves.

1] Las llaves son un oficio y poder, dado a la Iglesia por Cristo, para atar y desatar los pecados, no solo los pecados graves y conocidos, sino también los sutiles y ocultos, que solo Dios conoce. Como está escrito en el Salmo 19:13: "¿Quién puede discernir sus propios errores?" Y San Pablo en Romanos 7:25 lamenta: "Con la carne sirvo a la ley del pecado."

2] Porque no nos corresponde a nosotros, sino solo a Dios, juzgar cuáles, cuán grandes y cuántos son los pecados, como está escrito en el Salmo 143:2: "No entres en juicio con tu siervo, porque ningún ser humano será justificado delante de ti."

3] Y también dice Pablo en 1 Corintios 4:4: "Aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado."