SEGUNDO DOMINGO DESPUES DE EPIFANIA

 
 

Resumen del sermon predicado por: Rev. James Neuendorf
Textos:
Amos 9:11-15, Salmos 111, Efesios 5:22-33, Juan 2:1-11

IHS:

Solo el Cordero Puro de Dios puede hacernos puros. Cristo lava y purifica a su Novia, la Iglesia, con agua y Palabra, trayendo regocijo.
Los judíos en la época de Jesús tenían muchos ritos, ceremonias e incluso rituales diarios prácticos para tratar de lograr y mantener la pureza. Sin pureza ritual, uno no puede acercarse a Dios en Su templo en Jerusalén. Se tiene mucho cuidado para lograr esto. Uno de esos métodos era usar vasijas de piedra, que, por una especie de truco legal en Deuteronomio, creían que eran inmunes a la impureza. Una vez trabajé en una excavación arqueológica en Caná, y estudiamos la fabricación de estas vasijas. Tomaron mucho cuidado con la pureza ritual.

No es de extrañar ver tanta agua para la purificación en una boda, es un ambiente difícil para mantener la pureza ritual. No puedes ser bienvenido en la casa de Dios a menos que seas puro. Pero Jesús enseña en muchos lugares que la impureza no viene principalmente de fuera, sino de dentro. Es lo que sale, no lo que entra, lo que nos hace impuros. El problema de la impureza es un problema del corazón, un problema de pecado. ¿Cómo se lava el corazón? Tocar un cadáver te hace impuro, pero ¿qué pasa si Dios te llama muerto en tus transgresiones? Pero Jesús no es como cualquier otro rabino.

Cuando Jesús toca a un leproso impuro, queda curado. Cuando Jesús toca un cuerpo muerto, vuelve a vivir. Es la justicia de Jesús y su sangre derramada en la cruz la que purifica. En el bautismo, Jesús te lavó y te hizo suyo con agua y palabra. Él continúa lavándote y purificándote al oír la absolución y las Escrituras. Jesús te purifica, y a través de Jesús eres bienvenido en la casa de Dios. Puedes sentarte a Su mesa y recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la fiesta de bodas del Cordero. La vieja agua inútil de la purificación ahora es reemplazada por el vino del regocijo, porque Jesús te purifica y te hace Su esposa pura. ¡Alegrate! A través de Jesús, eres bienvenido en la fiesta.

Amén.


ENGLISH TRANSLATION

SECOND SUNDAY AFTER EPIPHANY

By: Rev. James Neuendorf
Texts:
Amos 9:11-15, Psalm 111, Ephesians 5:22-33, John 2:1-11

IHS:

Only the Pure Lamb of God can make us pure. Christ washes and purifies His bride, the church, with water and Word, bringing rejoicing. The Jews in the time of Jesus had many rites, ceremonies, and even practical daily rituals to try to achieve and maintain purity. Without ritual purity, one cannot approach God in His temple in Jerusalem. A great deal of care is taken to achieve this. One of those methods was to use stone vessels, which, by a kind of lawyerly loophole in Deuteronomy, they believed to be immune to impurity. I once worked on an archaeological dig in Cana, and we studied the manufacture of these vessels, great care was taken to achieve ritual purity.

It is no surprise to see so much water for purification at a wedding, it is a difficult environment to maintain ritual purity. You can’t be welcome at the house of God unless you are pure. But Jesus teaches in many places that impurity does not primarily come from outside, but from inside. It is what comes out, not what goes in, which makes us impure. The problem of impurity is a heart problem, a sin problem. How does one wash the heart? Touching a dead body makes you impure, but what if you are already dead in your trespasses? But Jesus is not like any other rabbi. When Jesus touches an impure leper, they are made well. When Jesus touches a dead body, they are made alive.

It is the righteousness of Jesus and His blood poured out on the cross which purifies. In baptism, Jesus washed you and made you His own by water and word. He continues to wash and purify you by the hearing of absolution and the scriptures. Jesus purifies you, and through Jesus you are welcome in the house of God. You can sit at His table and receive the Body and Blood of Jesus at the wedding feast of the Lamb. The old worthless water of purification is now replaced with the wine of rejoicing, because Jesus purifies you and makes you His pure bride. Rejoice! Through Jesus, you are welcome at the feast.

Amen.

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LA PURIFICACIÓN DE MARIA Y PRESENTACIÓN DEL SEÑOR