757 - EL SOL DORADO
1. El sol dorado veo extasiado
Surgir fulgente y nuestro ambiente
Con su bellísima lumbre llenar.
Mi cuerpo y miente tenía yacente;
Ahora erguido, de júbilo henchido,
El cielo puedo de nuevo mirar.
2. Y ya diviso lo que Dios hizo
Para asombrarnos, y revelarnos
De su potencia la gran vastedad;
Donde el piadoso gozará reposo
Si en paz, dichoso, concluye animoso
Su vida en esta terrena heredad.
3. Noche y mañana, Cristo se afana
Bendición darnos, del mal librarnos;
Tal son sus obras, sus actos de amor.
Cuando anochece, Él nos adormece;
Al despertarnos hará alumbrarnos
De su bondad y clemencia el fulgor.
4. Todo perece; Dios permanece
Eternamente; su verbo y mente,
Su voluntad, son de eterna virtud.
Su gracia plena, que nada cercana,
Sana mortales, dolores y males;
Nos da terrena y eterna salud.
5. Si darme quieres, lo que prefieres:
Mi vida llene, dicha perenne,
De saber siempre la santa verdad:
Dios es grandeza, bondad y belleza;
Dios es dulzura, y lo que perdura;
Caudal eterno de fidelidad.
6. Cruz, agonía, termina un día;
Tras temporales y vendavales,
Brilla del sol la gratísima faz.
Gozo del alma, y plácida calma,
En la anhelada, celeste morada,
Mi ser gozará de eterno solaz.
Letra: Paul Gerhardt, 1607-1676; trad. Max G. H. Schimdt, 1945, adapt.
Música: Johann Georg Ebeling, 1637-1676
Sal 59:16; Sal 63:1-8; Mt 11:28-29; 1 Jn 2:17; Jn 17:17; 1 P 5:6-11
Letra: © Culto Cristiano, Publicaciones “El Escudo”, 1964; administrado por Ediciones La Aurora