1. Cordero excelso, quitarás

Del mundo los pecados;

Las transgresiones borrarás

De todos los malvados.

Vas a sufrir, desfallecer,

Tu sacrificio habrá de ser,

La cruz de malhechores;

Gozos te niegas y placer,

Castigos quieres padecer,

Ansías los dolores.

2. Cristo el Cordero es bienhechor,

Que mi alma ha redimido.

Dios, para ser el Expiador

Del mundo lo ha elegido.

Ve, Hijo pronto al mundo ve:

Del hombre vil rescate sé

Mi Ley satisfaciendo.

Dura es la Ley, la pena atroz,

Vas al suplicio más feroz,

Propiciación haciendo.

3. ¡Sí, Padre amado, pronto voy:

Pon sobre mí la carga;

Por muchos en rescate doy

Mi vida en muerte amarga!

¡Oh, grande amor, amor sin par!

Al Rey del cielo de su hogar

Tú llevas a la muerte.

Cordero amado, ¿qué te haré

En recompensa? Pues no sé

Cómo he de agradecerte.

4. Mas una cosa sí haré,

Pues sé que es de tu agrado:

Acepto con amor y fe

La paz que me has ganado.

Tu sangre me ha lavado bien,

Tu santa cruz es mi sostén.

¡No puedo sino amarte!

Pues por tus llagas sano soy,

Por fe en Ti al cielo voy,

Con gozo a contemplarte.

Letra: Paul Gerhardt (1607-1676), trad. Desconocido

Música: Wolfgang Dachstein, c. 1487-1553

Mt 20:17-19; Lc 23:44-47

Letra: dominio público